¿Cuándo fue la última vez que os regalaron el perejil?

¿Cuándo fue la última vez que os regalaron el perejil?
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El otro día fui al supermercado, necesitaba comprar todo lo necesario para cocinar una merluza en salsa verde. Cuando digo - todo lo necesario -, me refiero incluso al perejil. En este supermercado, para llegar a la pescadería, primero se tiene que pasar por la sección de verdulería así que eche al cesto un paquete de perejil.

Mientras esperaba mi turno, no podía hacer otra cosa que mirar el perejil que había en el fondo de mi cesto y pensar que era carísimo ¿cómo puede ser que un manojito de perejil cueste ochenta y nueve céntimos de euro?, me parecía poco menos que escandaloso.

Cuando llegó mi turno pedí las rodajas de merluza que me hacían falta y mientras la chica las empaquetaba, me sorprendió con una pregunta que no había oído desde hacía varios años, dijo ¿le pongo perejil?. Esto me ha dado que pensar ¿cuándo fue la última vez que me regalaron el perejil?. Me ha dado por pensar, si solo lo cobran por la zona en la que vivo y aprovecho esta sección de la pregunta de la semana para enterarme.

¿Cuando fue la última vez que os regalaron el perejil?

Como siempre estáis invitados a dejar respuestas en la sección de Directo al Paladar Respuestas.

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Respuesta de la semana pasada: ¿Qué capricho gastronómico os ha salido más caro?

Entre las respuestas que hemos recibido en la sección, las hay de lo más variado, hemos visto que caprichos gastronómicos caros pueden ser desde unos "simples" huevos fritos con trufas y siesta, una señora con buen gusto y muchos caprichos viajeros, quesos, chuletones y especias por ejemplo.

Pero el capricho más sufridito fuero, unas frutas de la pasión que llegaron de la otra punta del mundo, a menos de tresdeoros no tanto por el precio, sino por los inconvenientes que acarreo el traerlas de tan lejos, así nos los explica ...

60 euros y muchos inconvenientes, todo por traerme 30 frutas de la pasión, de variedades distintas, desde Madeira a España. La primera visita, y obligatoria al mercado de Funchal me convenció de que debía volver a España con aquellas frutas riquísimas y deliciosas. Conocía la fruta de la pasión pero no sabía que se daba en tantas variedades. Las vendedoras prácticamente te obligan a probar de todas para que hagas compra, y todas sabían deliciosas. La víspera de irnos, calculé que necesitaba un lote de 30 frutas de variedades distintas para regalar a mi familia y quedarme yo. Me las metieron en una caja grande, con mucho cuidado para que no se estropearan pero tuve que llevarlas en mano y con mucho cuidado de que no se dieran golpes o se me cayera la caja, todo el itinerario de vuelta a España que incluía dos trasbordos de avión, un autobús y un taxi. El caso es que debieron elegir frutas verdes, precisamente para que me llegaran lo menos estropeadas posible y nos resultaron insípidas a todos. Luego deduje que tendríamos que haber dejado que maduraran unos días antes de comerlas, pero yo le prometí a todos que eran una delicia y por probarlas, las comieron verdes y nada que ver con lo que podrían haber sido. En fin.

Ahora le vuelve a tocar el turno a los lectores que quiera dar respuesta a la pregunta de esta semana. Animamos a dejar vuestros comentarios y respuestas, como siempre en el apartado de respuestas de DaP.

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