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Aprovechar el verano para enseñar a los niños a valorar los alimentos

Aprovechar el verano para enseñar a los niños a valorar los alimentos
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No hay duda de que los auténticos reyes del verano en casa son los niños. Parece que la misma palabra va asociada a las vacaciones, a los recuerdos de nuestra infancia, cuando el verano era más verano, valga la redundancia. Acaba el curso y los peques tienen por delante muchos días de ocio, pero podemos es un buen momento para aprovechar las vacaciones y enseñar a los niños a valorar y conocer los alimentos.

Como intolerante a la lactosa, he aprendido la importancia de conocer de verdad los productos que consumimos a diario. No sólo es esencial informarnos sobre las propiedades de un alimento, sino también sobre aspectos como de dónde viene, quiénes están detrás o cómo llegan a nosotros. Son cuestiones que pueden parecer obvias, pero que cada vez se dejan más de lado, y creo que los niños son los más perjudicados. Por eso el verano es una ocasión ideal para compartir estos temas con ellos, y que aprendan así a valorar de verdad lo que comen.

Hace unos meses vimos cómo podemos actuar si tenemos niños en casa que no pueden tomar lactosa, con unas sencillas soluciones prácticas que aplicar a nuestro día a día. Tal y como señalamos entonces, es importante que conozcan su situación, por qué no pueden tomar ciertos alimentos y cuáles son las alternativas adecuadas, siempre en un clima positivo y alentador. Pero esta actitud la podemos aplicar perfectamente a cualquier niño, tenga necesidades nutricionales específicas o no.

Enseñar a los niños a valorar los alimentos

Últimamente aparecen muchas noticias y reportajes en los medios de comunicación referentes a lo mal que se alimentan los más pequeños. Aunque me parece que pecan de catastrofistas, sí que es cierto que algunas malas conductas o hábitos poco saludables se pueden evitar de una manera muy sencilla, y es implicando al niño en su propia alimentación. No se trata solamente de imponer o de obligar, sino de que el niño comprenda por qué algunas comidas son más adecuadas, y al mismo tiempo, que valore lo que tiene en el plato.

Tengo que reconocer que desconozco cómo están enfocados hoy los planes de estudio y la enseñanza de los más jóvenes, pero aunque reciban cierta formación alimentaria en el colegio, no se debe descuidar el papel fundamental de la familia en casa. Quiero pensar que los niños que creen que el jamón viene del supermercado y la leche se fabrica en envases son una leyenda urbana, ya que me parece importante que los pequeños conozcan el trabajo que hay detrás.

Por experiencia con mis primos y sobrinos pequeños, sé que los niños son tremendamente curiosos y les gusta participar en actividades familiares. Si incentivamos su interés y participamos en actividades conjuntas en las que, además de divertirse, pueden aprender cosas nuevas, los resultados serán enriquecedores a muchos niveles, para ellos y para la familia. Y por eso el verano es el período ideal para potenciar estas actividades.

Enseñar a los niños a valorar los alimentos

Una gran idea es organizar excursiones y visitas a parajes naturales, entornos rurales, zoológicos o granjaescuelas. Yo tuve la suerte de poder pasar mis veranos en el campo, pero todos pueden disfrutar de buenas experiencias explorando un poco los alrededores de nuestra ciudad o lugar de vacaciones. Los zoos son un buen recurso para que los niños entren en contacto con los animales de granja, y en algunos centros incluso se organizan actividades para que aprendan cómo se ordeña una vaca, la fabricación del queso, la recolección de las verduras, etc. Así valorarán cada alimento y el esfuerzo que implica conseguirlo.

Por último, hay otra opción muy sencilla que podemos realizar en casa, y realmente en cualquier momento del año: cocinar con niños. Buscar recetas fáciles para hacer con ellos, implicarles en la elaboración, explicarles cómo y para qué se hace cada paso, dejarles que participen sin miedo a mancharse. Puede ser una experiencia muy divertida, que les enseñará ya de pequeños a valorar la importancia de la cocina casera y puede que hasta les anime a probar platos cocinados por ellos que de otra manera rechazarían.

Compartir este tipo de experiencias con los niños dejará recuerdos imborrables tanto a ellos como a nosotros. Haciendo a un niño partícipe de la cocina, y enseñándole a conocer y valorar cada alimento, desarrollará la capacidad de saber elegir qué opciones son las más saludables, algo fundamental si por ejemplo es intolerante a la lactosa. Intentemos prohibir menos y compartir más, para que les ayude a forjar un espíritu crítico el día de mañana.

Fotos | CoquiTheChef, Average Jane, Rachel Tayse

Liliana Fuchs

Liliana Fuchs es una joven murciana que se trasladó a Madrid después de licenciarse en Historia de arte. Hace años le detectaron intolerancia a la lactosa pero eso no ha impedido que siga disfrutando de una de sus pasiones, la cocina rica y saludable. Actualmente es editora en Directo al Paladar

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