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Por qué la intolerancia a la lactosa ha mejorado mi alimentación

Por qué la intolerancia a la lactosa ha mejorado mi alimentación
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Hace unos días mi compañera Macarena reflexionaba muy acertadamente sobre la necesidad de alimentarnos bien para vivir mejor. Aunque pueda parecer una obviedad, no lo es en absoluto, y es que creo que además de necesidad es una obligación que tenemos todos hacia nosotros mismos, pues después de todo, la última palabra sobre nuestra salud la tenemos cada uno.

En la sociedad de hoy contamos con muchos avances en aspectos de nutrición, cocina, educación, sanidad, tecnología, etc., que nos permiten tener una excelente calidad de vida que era impensable no muchos años atrás. Pero también ocurre una paradoja: es precisamente el ritmo de vida actual el que hace que nos descuidemos y olvidemos cuestiones fundamentales para nuestro bienestar.

Antiguamente la gran mayoría de la población se veía limitada a una alimentación de subsistencia, es decir, tenía que conformarse para su dieta con lo que buenamente se podía permitir. Plantearse si su comida era equilibrada o la cantidad de vitaminas que ingerían no era algo a lo que pudieran prestar demasiada atención. Y no olvidemos que sigue siendo así para millones de personas en muchos lugares del planeta.

Pero hoy, en los países desarrollados, la sociedad ha experimentado enormes avances y tenemos más opciones y más información que nunca sobre nuestras posibilidades alimentarias. ¿Y qué ocurre con demasiada frecuencia? Que nos descuidamos. Damos por sentado que comemos bien, caemos en rutinas poco saludables, recurrimos a precocinados fáciles y nos da pereza cocinar; son costumbres cada vez más repetidas en muchos hogares.

Comiendo

Yo soy la primera que reconoce que no es fácil conciliar los quehaceres diarios con una correcta atención y planificación de las comidas en casa. Trabajo, estudios, niños, imprevistos, familia, compromisos… Las obligaciones diarias centran nuestra atención y consumen nuestro tiempo y nuestras energías. Pero precisamente por eso es importante no descuidar cómo nos alimentamos.

Cuando supe que era intolerante a la lactosa empecé a plantearme todas estas cuestiones. Fue una llamada de atención que me hizo darme cuenta de la necesidad de reflexionar sobre la forma en que nos estamos alimentando. Mi situación concreta hacía que tuviera que investigar y preocuparme un poco por ciertos aspectos de mi dieta, y así es cómo comencé a cuidar mi alimentación en general.

Por eso ahora contemplo mi condición como algo positivo, porque analizando cómo han evolucionado mis hábitos durante estos años, me doy cuenta de que he salido ganando. Ser intolerante a la lactosa no ha restringido mi dieta, sino que la ha enriquecido, por paradójico que pueda parecer. Me ha hecho preocuparme por la forma en que me alimento, por los productos que consumo, la manera de cocinarlos, el tiempo que dedico a las comidas, y también a informarme más por cuestiones de nutrición y salud.

No hace falta tener una intolerancia, alergia o cualquier otro tipo de condición especial para mejorar nuestra alimentación. Creo que hoy en día a todos nos viene bien detenernos un momento a analizar nuestras costumbres y plantearnos si realmente nos estamos cuidando bien. Porque los alimentos son una cuestión fundamental en nuestro bienestar, en nuestra salud y por tanto, en nuestra calidad de vida. Y creo que merece la pena dedicarle el tiempo que se merece.

Fotos | Dinner Series

Liliana Fuchs

Liliana Fuchs es una joven murciana que se trasladó a Madrid después de licenciarse en Historia de arte. Hace años le detectaron intolerancia a la lactosa pero eso no ha impedido que siga disfrutando de una de sus pasiones, la cocina rica y saludable. Actualmente es editora en Directo al Paladar

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