Aceite de orujo, más sano de lo que pensamos

Aceite de orujo, más sano de lo que pensamos
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Hay muchas familias que, por razones económicas, consumen aceite de orujo de oliva, una variedad de inferior calidad desde un punto de vista organoléptico, es decir, en cuanto a sabor y calidad culinaria, si lo comparamos con el aceite de oliva virgen. Sin embargo, a pesar de lo que se pueda pensar, recientes estudios demuestran que estos aceites, aunque de menor interés gastronómico, tienen mucho en común con el aceite de oliva virgen en cuanto a sus ventajas para la salud y su aporte energético.

A diferencia del aceite de oliva virgen, que se obtiene por procesos de prensado y filtrado naturales, el aceite de orujo debe ser sometido a procesos químicos, con el uso de disolventes y su posterior refinado para hacerlo comestible, al igual que ocurre con los aceites de semillas. El aceite de orujo refinado se suele comercializar mezclado con aceite de oliva virgen para mejorar su sabor y propiedades.

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En este procesado pierde algunas de sus propiedades, pero conserva el aporte energético y gran parte del ácido oleico, uno de los responsables de reducir los niveles de colesterol LDL y colesterol total. Además, el aceite de orujo tiene un alto contenido en antioxidantes naturales, como la clorofila, vitamina E y carotenos. Según investigadores del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), el aceite de orujo contiene el ácido oleanólico, que tiene propiedades antitrombóticas y vasodilatadores demostradas.

Por tanto, en estos tiempos en los que ha saltado la alarma por partidas de aceite de girasol contaminadas, el aceite de orujo de oliva puede convertirse en una alternativa económica. Además, y más importante, el aceite de orujo comparte con otros aceites de oliva sus propiedades cardiosaludables, y a un precio razonable.

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