¿Cómo y cuándo tomar queso para disfrutarlo más?

¿Cómo y cuándo tomar queso para disfrutarlo más?
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¿Os gusta el queso? Para mí es una de las grandes satisfacciones de la vida. Un trozo de queso, sea cuál sea su variedad, es siempre un bocado que nos permitirá disfrutar de un agradable momento. "Una comida sin queso es como un día sin sol", dice un proverbio francés, por eso vamos a explicaros ¿cómo y cuándo tomar queso para disfrutarlo más?

Seguro que todos tenéis un tipo de queso que es vuestro preferido y que no os importa comerlo en cualquier hora del día, pero ¿sabéis que hay un queso para cada ocasión? Os daremos algunos consejos sobre cómo comer queso para que disfrutéis de su sabor y también ideas para combinarlo con diferentes vinos y alimentos, para las distintas comidas del día. ¿Empezamos?

Como el vino, el queso necesita respirar

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El queso que ha sido encerrado en su envoltorio en el refrigerador no está inmediatamente listo para ser comido. Lo mejor es que lo saquéis y lo preparéis en un plato al menos una hora antes de comerlo. A temperatura ambiente es cuando los deliciosos aromas y sabores del queso realmente prosperan.

No olvidéis nunca que el queso no se sirve frío, pues las bajas temperaturas esconden su sabor natural. Procurad sacarlo del refrigerador antes de servirlo, aunque no retiréis el envoltorio si os parece que vaya a resecarse demasiado. Si estamos hablando de quesos más maduros y complejos, deben estar al menos tres horas a temperatura ambiente, un punto clave para su disfrute.

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Cómo hacer FONDUE DE QUESO CHEDDAR fácil y en casa

Empezar el día con queso

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El desayuno es la comida más importante del día, que nunca debemos saltarnos y en la que debemos incorporar alimentos variados que nos aporten la energía necesaria para afrontar la jornada con fuerza. El queso es perfecto para conseguirlo, además de sus muchos otros beneficios, como el calcio y los nutrientes que contiene.

El queso fresco o tipo Burgos es ideal para el desayuno. Podemos acompañarlo con mermelada, miel, confitura o membrillo, además si añadimos un puñado de frutos secos, por ejemplo almendras o nueces, estaremos equilibrando perfectamente la primera comida del día. También podéis acompañar el queso con vuestro pan preferido, pero pensad que cuanto más delicado sea el queso, más blanco y menos salado debe ser el pan.

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Si os gustan los contrastes de sabores, probad a acompañar el queso con alguna mermelada de intenso sabor, como la mermelada de moras silvestres, la mermelada de naranja amarga o la mermelada de pomelo rosa. Para un contraste más suave os proponemos la mermelada de higos con vainilla y un toque de jengibre, la confitura de higos y nueces especiada o el dulce de membrillo y manzana.

Y si sois de los que no podéis pasar sin una rebanada de delicioso pan casero para desayunar, probad a combinar el queso con el pan de molde integral de avena, el pan de molde sin amasado, el pan de espelta multi semillas o los panecillos para el desayuno. Os aseguro que os costará dejar la mesa para enfrentaros a la jornada.

Vino maridado con queso: el mejor aperitivo

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El vino es el acompañamiento perfecto para el queso. Puede ayudar a resaltar sus sabores. Sin embargo, hay ciertos tipos de vinos que funcionan mejor con ciertos tipos de queso que otros. Vamos con algunos consejos e ideas sobre cómo emparejar el vino con el queso de la manera más efectiva.

Los quesos frescos y suaves (Brie, Brillat-Savarin, Bücheron, Burrata, Camembert, Chèvre, Crottin, Feta, Halloumi, Mozzarella o Ricotta) casan bien con vinos blancos crujientes. También podéis emparejarlos con vinos de aperitivo seco, vinos rosados ​​secos, vinos espumosos y tintos de cuerpo ligero con taninos bajos. Evitad los vinos tintos tánicos, como: Burdeos, mezclas de Burdeos, Cabernet Sauvignon y Malbec.

Los quesos semiduros y de mediana edad (Edam, Emmental, Gruyère, Havarti, Jarlsberg, Manchego, Monterey Jack o Cheddar) combinan con vinos de cuerpo medio. También podéis emparejarlos con vinos tintos afrutados y vinos espumosos clásicos. Asímismo funcionan los vinos aperitivos que tienen una mezcla de acidez, tonos afrutados y tanino.

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Los quesos duros y añejos (Cheddar maduro, Asiago, Cheshire, Comté, Gouda envejecido, Gruyère añejo, Manchego, Parmigiano Reggiano o Pecorino) están deliciosos con vinos blancos de gran cuerpo. Los vinos tintos tánicos y los vinos oxidativos también funcionan. Estos vinos ayudan a compensar sus sabores fuertes, a menudo de nuez.

Si os gustan los quesos azules y salados (Bleu d'Auvergne, Cambozola, Gorgonzola, Roquefort y Stilton) lo mejor es que los sirváis con vinos dulces. Esto ayuda a crear un delicioso contraste que resalta los mejores sabores del vino y el queso. Los quesos azules son reconocibles al instante por su textura azucarada y su sabor salado.

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Si estáis buscando una receta de aperitivo con queso, os encantará el provolone al horno con un fondo picante, los bocaditos de hojaldre al pesto con queso de cabra y tomate seco, las tostadas galesas o los rollitos de brick y queso feta. Todas ellas son recetas muy fáciles y rápidas de preparar y con las que conseguiréis un poco más de sofisticación a la hora de servir el queso.

Además del queso y el vino, el aperitivo puede también incluir un poco de pan, que os ayudará a limpiar el paladar. Por ejemplo unos grissini o unas barritas de pan de pipas. Aunque si realmente queréis apreciar el sabor del queso con el vino escogido, lo mejor es que prescindáis del pan.

Plato principal: queso

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Si tenemos planeado usar queso para nuestra comida o cena, tenemos una amplia variedad de posibilidades para preparar nuestro menú. Desde una ensalada hasta un plato de pasta, pasando por croquetas, pizza, bombones, pasteles, gratín de patatas, frittatas o incluso una deliciosa tarta, una opción estupenda si tenemos invitados.

Una tabla de quesos es también una opción estupenda, tanto a la hora de almorzar como de cenar. Cuando se sirve una tabla de quesos se sugiere situar los quesos mas suaves en el exterior, dejando los de sabores más fuertes hacia el interior, para ser tomados al final. De lo contrario, los quesos de sabores sutiles parecerán desabridos.

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Si os decidís por preparar una tabla de quesos, no olvidéis colocar un cuchillo para cada queso, para que no se mezclen los sabores. No hay nada más desagradable que tomar un trozo de manchego que sabe a roquefort. Y aunque los más puristas no lo harían nunca, os sugerimos acompañarla con uvas, higos, nueces, membrillo o un delicioso chutney. Siempre tenéis la opción de comer solo queso y dejar la fruta para los demás.

Deliciosos postres con queso

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A pesar de ser un ingrediente salado, el queso es ideal para usarse para preparaciones dulces. Aunque, si no queremos complicarnos demasiado o por el simple placer de disfrutar de todo su sabor, una cuña de queso manchego con un racimo de uvas, unos higos o unas almendras suponen un postre difícilmente superable.

Una de las variedades de queso más utilizadas en los postres es el queso mascarpone, originario de Italia, concretamente de Lodi, en Lomabardía. Aunque otros clásicos como el queso crema e incluso añejos como el manchego, también tienen cabida en el mundo dulce. Y si no mirad la siguiente recopilación de postres que os hemos ofrecido en Directo al Paladar, seguro que no podéis quedaros con uno solo.

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En Directo al Paladar tenemos un montón de recetas dulces cuyo ingrediente principal es el queso. Nos cuesta mucho escoger entre tantas deliciosas posibilidades, pero, a modo de ejemplo y sin ser exhaustiva, os aseguramos que cualquiera de las recetas incluidas en la siguiente lista es capaz de elevar a cualquier amante del queso al séptimo cielo:

Fotografías | Pixabay
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En Directo al Paladar | Hay un queso en mi mesa. Cómo cortarlo y servirlo

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