A través de la pista de Sara y vía Meneame, conocemos un caso muy peculiar que resulta indignante hasta cierto punto. Al parecer, los bloggers de Cucharete.com decidieron acudir al restaurante madrileño de diseño denominado Wagaboo.
No entraremos en detalles de cómo es el restaurante o el tipo de comida que ofrecen, puesto que todavía no lo hemos visitado, pero la censura existe en este establecimiento, pues los bloggers de Cucharete solicitaron fotografiar los platos y hacer su trabajo en su blog y no se lo permitieron, ni realizar fotografías, ni comentarios con respecto al menú, ni nada informativo que tuviera que ver con el restaurante. La indignación puede ser evidente y en cierto modo, es incomprensible que el responsable del restaurante vetara cualquier actuación informativa de los bloggers. Quizás se trata de un hábil e inteligente movimiento para captar más la atención, de hecho, es la polémica la vía más rápida para darse a conocer.
Una cosa tenemos muy clara, como hicieron los editores de Cucharete, si no nos permiten expresar lo que apreciamos en un local, no acudimos, pero ni tan siquiera lo nombramos, no merece la pena. Tampoco queremos que se cumpla el dicho, “es bueno que hablen de uno, aunque sea mal” ya que esto quiere decir que lo tienen en cuenta.
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