Hace mucho tiempo que no publicaba una receta de postres y he querido solucionar ese tema con una muy sencilla y muy sabrosa: el flan de compota de manzana que además es una receta ideal para el aprovechamiento.
En ella podemos dar salida tanto a las manzanas que tengamos en la despensa antes de que se pongan feas y también a restos de algún bizcocho que se esté quedando seco, que le dará a este flan una textura más compacta, tipo pudding.
Para preparar la compota, picamos las dos manzanas en daditos y los doramos en una sartén con la mantequilla, añadiendo una cucharada de azúcar. No queremos que se llegue a dorar ni a deshacer, sino a que se caramelice ligeramente y tome un color más intenso.
Por otro lado batimos los huevos con el azúcar, añadimos las sobras de bizcocho o dos rebanadas de pan de molde y la leche. Mezclamos bien e incorporamos la compota de manzana, removiendo para que quede todo más o menos bien repartido.
En un molde de flan, cubrimos el fondo con caramelo líquido y sobre él vertemos la mezcla que hemos hecho para el flan. Después lo cuajamos en el horno al Baño de María durante unos 40 minutos, comprobando con una brocheta que esté bien cuajado.
Dejamos enfriar el flan dentro del molde antes de desmoldar para que se asiente bien. Lo dejamos al menos 4 horas en la nevera y después lo volcamos en una fuente para poder ir cortando a medida que sea necesario.
Con qué acompañar el flan de compota de manzana
Esta receta de flan de compota de manzana es ideal para un postre en una comida familiar, cuando se van cortando las raciones a la medida de cada comensal hasta acabar con él. Con un vino dulce de vuestro gusto, en una copita pequeña, solo falta cruzar los dedos y que llegue para repetir.
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