Esta receta es ideal para tener ya preparada de antemano y en un tiempo muy corto disponer de una entrada deliciosa. Estos soufflés de salmón ahumado se pueden hornear hasta justo la mitad de su tiempo de cocción para ser congelados. El día que los queramos degustar solo hay que darles un poco de horno y los tendremos como recién hechos. Muy fáciles, tenéis que animaros a hacerlos, ya nunca más tendréis miedo a hacer un soufflé.
En un cazo poner la leche, la harina y la mantequilla a calentar. Remover con unas varillas para que se disuelva la harina y no se formen grumos. Añadir el queso crema, revolver hasta que este incorporado a la mezcla anterior. Separar las yemas de las claras. Echar las yemas en la crema e incorporar. Picar con una tijera de cocina 100 g de salmón ahumado en trozos menudos y añadir también a la crema. Añadir la cucharadita de zumo de limón.
Precalentar el horno a 180ºC. Engrasar seis ramequines resistentes al calor con mantequilla. Mientras, montar con una batidora de varillas las tres claras de huevo con una pizca de sal, hasta que estén a punto de nieve. Incorporarlas poco a poco a la crema que habíamos reservado. Rellenar los moldes y colocarlos en una bandeja metálica con agua hasta la mitad y ponerla encima de la bandeja del horno. Hornear durante 20 minutos.
Si los quisiéramos congelar este sería el momento de retirarlos del horno, los dejamos enfriar y envolvemos los moldes en papel de aluminio, conservándose hasta seis semanas en el congelador. El día que los vayamos a tomar, los sacamos un rato antes, les daríamos otros 20 minutos de horno a la misma temperatura y listos para degustar. Si los quieres hacer y tomar el mismo día, retira la bandeja de baño maría y sigue horneando otros 20 minutos más de continuo.
Con qué acompañar los soufflés de salmón ahumado
Estos soufflés de salmón ahumado deben de ser consumidos en el instante de salir del horno, pues se desinflan rápidamente y quedan menos vistosos. Se puede colocar una flor de salmón ahumado fresco encima, como decoración. Son un entrante perfecto para una celebración o cualquier menú de diario, ideales para la cena con una ensalada vistosa.
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