Restaurante El Churrasco, disfrutar los mejores platos cordobeses

Sobre la elección de un restaurante en una ciudad que no es la mía tengo una teoría que, por ahora, me ha funcionado, y es que si antes de visitar ese lugar todos quienes lo conocen coinciden en señalar un establecimiento como uno de los mejores, el éxito está asegurado. Así nos ocurrió con el Restaurante El Churrasco, en la preciosa ciudad de Córdoba, donde degustamos un menú de cinco estrellas.

En nuestro país se come bien, muy bien. Para mí es un placer descubrir cuáles son los platos típicos de cada localidad, a menudo tan diferentes a los que habitualmente suelo comer. Y si, además, tengo la suerte de poderlos disfrutar en sus lugares de origen, cuando regreso a casa intento cocinarlos reproduciéndolos lo más fielmente posible, incluso en cuanto a su presentación.

Los que conocéis Córdoba ya sabéis que es una de las más bellas ciudades que forman parte de nuestro patrimonio. Pasear por las calles de su parte antigua, visitar la Mezquita o las Caballerizas Reales y empaparse de su historia, para terminar degustando tan exquisito menú considero que es un lujo que tuve la suerte de poder disfrutar.

No sé si a vosotros os pasará lo mismo, pero el ambiente de un restaurante, al igual que el personal que me atiende, me influye mucho en la percepción de ese lugar. Al respecto, sólo puedo deciros que recuerdo el Restaurante El Churrasco como uno de los establecimientos más acogedores que he visitado, tanto por su decoración como por su personal.

Este restaurante se encuentro en pleno barrio de la Judería, en una antigua casa judía de dos plantas. Este hecho influye en la distribución del establecimiento, que no está formado por una sola estancia sino por distintos comedores, cada cual con su propia decoración, incluso cuenta con un luminoso y típico patio cordobés.

El camarero que atendió nuestra mesa hizo gala en todo momento de ese carácter andaluz, abierto, saleroso y espontáneo, del cual me confieso fan entusiasta. Nos explicó curiosidades de la ciudad y del origen del restaurante, me permitió hacer todas las fotos que quise, nos dió una lección maestra sobre los platos típicos de la localidad e incluso acabó contándonos anécdotas sobre sus hijos y su familia.

Con todo lo que acabo de contaros, supongo que huelga decir que terminamos dejando en sus manos la elección de nuestra comida. No nos equivocamos al hacerlo, pero fue tal la proliferación de platos y el aspecto de cada uno de ellos era tan delicioso, que, como quisimos probarlos todos, ese día ya no cenamos. Menos mal que no todos los días son iguales.

La carta de vinos de este restaurante es muy extensa. De hecho, cuenta con una bodega que ha sido calificada, por la prensa especializada, como la mejor de Andalucía y una de las mejores del país. El vino que elegimos para regar nuestra comida fue VT 03 Tinta Fina. Exquisito.

Empiezo con los entrantes que nos sirvieron: tortilla de patatas, berenjenas fritas, salmorejo con jamón ibérico y huevo duro, alcachofas al aceite de oliva virgen y riñones de cordero lechal a la plancha ¿Entendéis ahora por qué os he dicho que ese día no cené? Sólo con los entrantes yo ya hubiera comido, pues las raciones son bastante abundantes.

La tortilla de patatas era la más alta que he visto jamás. Según nos explicó nuestro diligente camarero, utilizan una sartén especial y un plato con mango para darle la vuelta. También nos contó cuáles son los establecimientos cordobeses con fama de preparar la mejor tortilla de patatas. Como podéis apreciar en la foto, a pesar de su grosor estaba super jugosa, justo como a mí me gusta.

Las alcachofas son una de mis hortalizas preferidas, me gustan de todas maneras: a la plancha con zumo de limón, rebozadas, en tortilla, hervidas, etc. De esta útima forma nos las cocinaron en El Churrasco, y las comimos como nos aconsejaron: con un buen chorro de aceite de oliva virgen extra. Las berenjenas fritas las combinamos con el salmorejo, una pareja excepcional.

El salmorejo es una de las recetas que me llevo de mi visita a Córdoba, nunca lo había probado y me encantó. Además estoy segura de que a mis hijos les gustará, pues lleva una gran proporción de pan, y con el picadillo de jamón y huevo hervido resulta un plato bien completo.

Y por último, lor riñones de cordero lechal a la plancha. Estaban exquisitos, aunque no es un plato del que sepa comer mucha cantidad. Tan solo los probé, pero fuí incapaz de ir más allá. A mi abuela le salen deliciosos, con un buen picadillo de ajos y perejil, estos estaban hechos a la plancha y espolvoreados con sal gruesa. Muy sabrosos.

Tras tan opíparos entrantes pasamos a los segundos. Los elegidos fueron: churrasco cordobés al carbón de encina, chuletón del Valle de los Pedroches, rabo de toro y patatas a lo pobre. El churrasco cordobés consiste en un solomillo de cerdo ibérico a la brasa, y es el plato que, como véis, da nombre al restaurante, pues es su especialidad.

A pesar de ser el plato estrella, a mí me gustaron más el chuletón y, sobre todo, el rabo de toro, que estaba deliciosamente meloso. Qué lástima que a esas alturas de la comida ya estuviera prácticamente llena y no pudiera comer mucho más, pues también me apetecía probar los postres. De las patatas a lo pobre sólo comí lo justo para poder deciros que estaban bien, pero no a la altura de la carne que acompañaban.

En cuanto a los postres, nuevamente nos dejamos aconsejar y acertamos de lleno. Nuestra elección recayó sobre: crocanti de avellana cordobesa con chocolate, pastel cordobés y leche frita con helado de canela. Siempre procuro tener un hueco para un final dulce, esta vez no podía ser una excepción y lo cierto es que resultaron el broche ideal de esta estupenda comida.

En conclusión, el Restaurante El Churrasco es un establecimiento que os recomiendo, tanto por su deliciosa carta como por el personal que lo atiende y lo agradable del ambiente. Sólo hay un aspecto que, de ser posible, cambiaría, y es su ubicación, lo tengo demasiado lejos como para visitarlo regularmente. Qué pena.