Restaurante La Sopa Boba, la magia de la creatividad y el sabor

Llevaba tanto tiempo queriendo acercarme a ver a Fernando Limón y Tere y disfrutar de su cocina, que cuando estuve el pasado Martes en Alpedrete (Madrid) para comer en el restaurante La Sopa Boba, me deslumbraron con la magia de la creatividad y el sabor que saben plasmar en cada plato.

El restaurante es en sí mismo un interesante lugar, ya que en su decoración, quedan ya patentes algunas características de la imaginación y creatividad de sus dueños que han empotrado en el suelo objetos cotidianos, que aportan una curiosa decoración. Todo sirve de anticipo de lo que nos espera, un menú largo y delicioso que por menos de 35 euros te deja satisfecho y encantado. Imaginación al poder.

Para empezar, nos ofrecieron dos aperitivos: unos bombones de aceituna y anchoa, que había que comer con cuidado pues el relleno es líquido y explota inundandote la boca; y seguidamente, unas tartaletas templadas de buey de mar con cereza lyo, muy originales y llenas de sabor.

Tras estos entrantes, primera sorpresa creativa. Con una cafetera modificada para poder inyectarle los ahumados, preparan un delicioso salmón ahumado en frío, servido con una salsa que está en la parte alta de la cafetera. Delicioso, ingenioso y sencillo.

Continuamos con el llamado Jamón de Atún, servido con grasa de ibérico para culminar el trampantojo, que acompañan con gelatinas de mango y una hoja de lechuga de mar. Una auténtica delicia imprescindible en una visita a la Sopa Boba.

Seguimos con distintas preparaciones, todas originales y a cual más rica: En primer lugar las sardinas ahumadas, originales y apetecibles, con un sabor inolvidable. Después las kokotxas envueltas en ravioli de morros, servidas con caldo de cocido. Después las vieiras envueltas en panceta, con ramallo de mar y setas enoki y finalmente los Tacoyaki de pulpo, jengibre, mayonesa y algas con katsuobushi y cebollino.

Aún faltaban algunos manjares, en los que me quiero detener un poco más. Primero la "Sauna" una preparación que hacen con pez mantequilla, cocinandolo dentro de una "sauna" hecha con una cocotte rellena de piedras volcánicas calientes en la que se coloca el pescado y se baña con zumo de tres cítricos que aportan al pescado un increíble sabor y textura.

El pez mantequilla a la sauna se sirve sobre lechuga de mar con puré de maíz y un poco de quinua. No dejéis de probarlo.

Para terminar, carrillera de atún lacada en teriyaki servida con un hueso de tuétano de ternera con huevas de salmón y ensalada wakame y gelatina de palo cortado. Original y peculiar, el atún estaba en su punto al igual que el tuétano, aunque esta mezcla no me convenció tanto. También probamos unos trocitos de lomo de canguro con foe y salsa de vino, tiernos y sabrosos.

Aún faltaban los postres y ya habíamos oído que tiene una oferta de más de 30 postres distintos todos ellos caseros y creativos. En esta ocasión tomamos la maceta de chocolate (que hay que regar con la regadera llena de zumo de maracuyá, y el perrito caliente de frambuesa, muy original con su aliño de mango y frambuesa que hacen las veces de ketchup y mostaza.

Para acompañar los cafés, nos obsequiaron con unos chupachuses de yuzu y chocolate, una combinación de helado cítrico envuelto en chocolate como un bombón, que remató una de las mejores comidas de los últimos tiempos. Un lujo de creatividad y sabor que pudimos disfrutar en La Sopa Boba por menos de 35 euros por persona.