Restaurante Laurus, en la famosa Calle Laurel de Logroño

¿Quién no conoce lo bien que se puede comer, y beber por supuesto, en La Rioja? Hace unos días tuve la suerte de comprobarlo comiendo en el Restaurante Laurus, en la famosa Calle Laurel de Logroño, en pleno centro del tapeo riojano.

Teníamos claro que ese día nuestro objetivo era la calle mencionada, pero no sabíamos cuál sería el establecimiento elegido, pues éramos doce personas y no es fácil encontrar mesa libre sin una reserva previa. Escogimos este restaurante por ser en el que había menos tiempo de espera.

En la entrada del local hay una tentadora barra, pero tuvimos que pasar al comedor que está en la parte inferior, bajando unas escaleras, porque con todos los que éramos no cabíamos arriba, así que al final no pudimos degustar pintxos y comimos a la carta.

El comedor en el que nos acomodamos no es tan atractivo como la entrada, hay que decirlo, pero la camarera que nos atendió fue muy amable y la verdad es que se ganó el jornal con nosotros, porque subió y bajó las escaleras mil veces.

Estos detalles, y que la comida fue deliciosa, mitigaron en parte el desencanto de no poder tomarnos un pincho en la barra, como era nuestra intención inicial. Pero viajar con niños tiene estas cosas, y cuando les entra el hambre no pueden esperar.

Visitando la cuna del rioja, no podíamos elegir otra variedad, así que decidimos regar la comida con un estupendo Marqués de Vargas y compartir unos cuantos entrantes antes de pasar a un plato más fuerte para cada uno de nosotros.

Empezamos con una ensalada templada de ahumados y gulas, que estaba correcta, aunque diré en su favor que a mi las gulas no son lo que más me gustan. Pedimos también un surtido de ibéricos de bellota que nos gustó tanto que repetimos.

Decidimos compartir también un carpaccio de solomillo con virutas de parmesano y foie con reducción de Pedro Ximénez, unos huevos rotos con chistorra, unas croquetas caseras de jamón ibérico y una morcilla con pimientos del piquillo.

Las croquetas estaban deliciosas, se notaba que eran caseras. Los huevos con chistorra no los probé pero creo que por la foto salta a la vista lo buenos que estaban. Me llamó la atención que la morcilla fuera frita y el carpaccio estaba también exquisito, pero para mí sobraba la reducción de Pedro Ximénez.

Como os he comentado, después de compartir los entrantes, cada uno de nosotros eligió un primero. Yo me decidí por el bacalao al pil pil, que es un pescado que me gusta mucho. Estaba sublime, en su punto tanto la salsa como la cocción.

En definitiva, el Restaurante Laurus,en la famosa Calle Laurel de Logroño es un establecimiento para recomendar, al menos la carta pues los pintxos no los probé. Os lo recomiendo, aunque estoy segura de que cualquiera de los establecimientos colindantes ofrecen una calidad estupenda.