Restaurante Olentzo, en Zizurkil, Gipuzkoa

Restaurante Olentzo, en Zizurkil, Gipuzkoa
Facebook Twitter Flipboard E-mail

Durante esta Semana Santa me he tomado unos días de descanso para visitar a la familia y volver a rondar por las carreteras y calles de mi querida tierra. Toda una vuelta a las raíces, en la que no ha faltado la visita a algún restaurante, en este caso un viejo conocido al que hacía muchos años que no volvía.

Por lo menos hacía diez años que no venía al restaurante Olentzo, un caserón escondido en una carretera secundaria del cual me quedaba muy buen recuerdo. Lo descubrimos hace tiempo, ya que durante unas vacaciones pasábamos todos los días por su puerta, y comimos y cenamos allí en muchas ocasiones.

Tanta distancia en el tiempo me hacía temer por los posibles cambios que pudiera encontrar, pero la auténtica sorpresa fue constatar que Olentzo sigue siendo el mismo y no ha cambiado en todo este tiempo, ni su decoración ni su cocina ha experimentado cambio significativo ninguno, circunstancia que me hizo sentir como en casa.

Comedor

El restaurante ocupa un amplio caserío con una barra y mesas para tragos y bocados rápidos en la planta baja, y un comedor en la parte superior, al que se accede por una gran escalera central coronada por una enorme rueda cuajada de plantas bajo un chorro de luz que entra por el tejado.

El servicio es amable y cercano, guiando en la elección desde el primer momento. Tras escoger el menú, entretuvimos la espera con un aperitivo, unos saquitos de verduras en brick recién fritos, que llegaron a la mesa calientes y nos sorprendieron por su sabor.

Aperitivo
Foie micuit

Comenzamos la comida compartiendo un foie micuit, con una presentación muy cuidada. Los trozos de foie se presentaban sobre un río de salsas de mango y fresa, compartiendo plato con tres bolas de mantequilla atemperada y gelatina picada. Junto al plato, una gran cesta en la que no se escatimaron panecillos tostados con los que tomar el foie, que estaba en su punto.

Tabla de ibéricos

Continuamos con una tabla de ibéricos formada por jamón, chorizo, salchichón y lomo, buenos y con un corte suficientemente fino para poder disfrutar de ellos sin dejarse la dentadura en el intento.

Solomillo a la parrilla

De segundo, mis dos acompañantes se pusieron de acuerdo para tomar solomillo a la parrilla, plato que vino acompañado de patatas fritas y pimientos de piquillo. La carne era excelente, no pude dejar de probarla y destacaba tanto en ternura como en sabor. Quizá el plato hubiera ganado mucho con una guarnición a la altura de la carne, no puedo evitar relacionar las patatas fritas con una cocina poco elaborada, y en esta ocasión, el acompañamiento hubiera merecido un poco más de elaboración.

Servidora escogió una merluza rellena de txangurro con salsa de puerros y americana, que no defraudó en absoluto. La merluza fresca y bien tratada, con un tiempo justo de cocción para lucirla en toda su plenitud, bañada por las dos salsas y con un ligero relleno de txangurro que daba un buen contrapunto sin ocultar el sabor del pescado. La guarnición también merecía atención, ya que se trataba de unas patatas panaderas cortadas muy finas y moldeadas en un rectángulo, tiernas y perfectas en su punto de sal.

Merluza rellena de txangurro con salsa de puerros y americana

A los postres, nos pusimos todos a una y no dejamos escapar una pantxineta, tarta que goza de gran predicamento en mi familia y que siempre probamos cuando hay ocasión. Como durante la comida estuvimos haciendo fotos de los platos, la cocinera quiso hacernos un pequeño regalo (desconociendo el destino de estas), y nos presentó cada una de las tartas con una decoración diferente, todas sobre una reducción de arroz con leche, combinando en diferentes formas y proporciones physalis, carambola, chocolate, fresa y mango. La pantxineta venía en raciones individuales y caliente, como es debido. No será de las que dejen huella en nuestra enciclopedia tartera, pero se apreció esfuerzo.

Pantxineta

Tras los postres, nos ofrecieron una carta de cafés, en la cual se detallaba la intensidad de sabor y el nivel de cafeína. Buenos cafés. Regada la comida con un Abadía Retuerta Selección Especial 2008, la cuenta final fue de 46 euros por persona.

Restaurante Olentzo

Cocina vasca Diseminado Ziurkil, 11 Zizurkil Guipúzcoa 943693444 Precio medio 45 euros

En Directo al Paladar | Restaurante Beirut King, a la rica cocina libanesa en Valencia En Directo al Paladar | Restaurante Los Canteros, cocina castellana en Mingorría, Ávila

Comentarios cerrados
Inicio