Desde hace algún tiempo, muchos de nosotros nos preocupamos por el impacto que puedan tener nuestras actividades y nuestra forma de vida en nuestro entorno. Algo que hacemos de 3 a 5 veces al día, como es alimentarnos, no puede quedarse fuera y son muchos los que desde distintos ámbitos han señalado posibles alternativas para lograr una alimentación más sostenible ambientalmente.
Vegetarianos y veganos hayan sido probablemente los más activos y más conocidos, pero también recientemente los llamados "locávoros" (comer local) se han ido haciendo más conocidos. Entre ellos, el famoso chef danés René Redzepi, fue portada de la edición de marzo de la revista Time con el titular "Locavore Hero".
La realidad es que todos tienen buenos argumentos a favor y también muchas objeciones en contra. La cuestión es ¿tiene solución el complejo sudoku de la alimentación ambientalmente sostenible?
Locávoros
La idea detrás de este movimiento, y cuyo máximo defensor mediático es Michael Pollan autor del Dilema del Omnívoro, del que ya hablamos en este post "El dilema del carnívoro", es que comiendo productos locales, entiendo como tales los que están a un radio de menos de 150 km del lugar de producción la alimentación es más sostenible. Si los alimentos tienen que viajar menos kilómetros, se consumirá menos energía en su transporte y por tanto, su "huella ecológica" será menor. Esta postura, exime a los carnívoros de "culpa" puesto que mientras coman carne producida cerca de casa, no habría problema.
El argumento tiene peso, pero también tiene algunas lagunas. Por ejemplo, salvo que la producción local sea 100% orgánica y sostenible, que sea más o menos local tiene muy poco impacto porque la mayor parte de la energía empleada invertida en la producción de carne, se hace el proceso de crianza (un 85%) mientras que el transporte se queda con el resto. Algo es algo, pero una reducción del 15% no parece mucho.
¿Serías capaz de renunciar al chocolate, el café, el té, el mango, o cualquier otro alimento que ahora forme parte de tu dieta? Lo digo, porque es materialmente imposible que todo lo que te guste o incluso, lo que puedas necesitar hoy en día para tu salud, se encuentre y sea factible producirlo en un radio de 150 Km alrededor de tu casa. Un locavorismo extremo impediría, por ejemplo, que en el País Vasco se cocinara con aceite de oliva o que en Canarias se comiera jamón ibérico.
Otro aspecto que muchas veces pasa desapercibido a los que defienden cambios en los estilos de alimentación son los factores externos. Y esto, claro está, no solo aplica a los locávoros. Por ejemplo. ¿Qué ropa llevas puesta hoy? Salvo que se esté muy concienciado sobre el planeta, es más que probable que tengas alguna prenda con fibras sintéticas, o algodón, o plásticos. Es decir, que quizá fuera una mejor idea, antes de cambiar tu forma de comer, que cambiaras tu forma de vestir. Eso sin contar, los "kilómetros que recorren" el ordenador en el que ves este post, tu móvil, etc...
Por supuesto, no estoy diciendo que no haya que prestar atención a la forma en la que nuestra forma de alimentarnos impacta en nuestro entorno. Lo que digo es que, muchas veces, cambiar la forma de comer, puede que tenga un impacto mínimo y que además nos desvíe la atención sobre otros problemas que tienen un impacto mucho más directo en nuestro entorno.
Aspectos positivos del locavorismo
En mi opinión, el "locavorismo" (perdón) tiene como gran argumento a favor, el recuperar la cercanía con las fuentes de producción del alimento y los productores. Nuestro sistema de distribución es muy eficaz, pero nos aleja mucho de cómo se hacen las cosas y qué impacto tienen allí donde se producen. Ser local en ese sentido es una muy buena forma de retomar el contacto con nuestro entorno. Por otro lado, y como comenté en el peak oil, no está de más, estar cerca de los productores, o incluso convertirse en uno de ellos a pequeña escala, por lo que pueda pasar.
¿Qué opináis? ¿Qué aspectos positivos/negativos le veis al locavorismo?
Imagen vía | Por Walmart Stores, Por Oleoestepa SCA
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