Ni dietas, ni nutricionistas, ni libros de autoayuda: la mano como guía para calcular el tamaño de nuestras raciones

Ni dietas, ni nutricionistas, ni libros de autoayuda: la mano como guía para calcular el tamaño de nuestras raciones
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La cantidad al momento de alimentarnos es tan importante como la calidad si queremos cuidar la salud, y para ello, solemos apuntarnos el número de raciones que debemos consumir, los gramos de cada alimento u otros métodos que no son producto de dietas, ni nutricionistas, ni libros de autoayuda como es el uso de la mano como guía para calcular el tamaño de nuestras raciones.

Una mano para calcular las raciones

Seguramente habéis visto este método que señala que la palma de la mano es equivalente a unas 3 onzas o 100 gramos de carne que es la cantidad indicada como una ración por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos y por ello se considera un buen indicador de la cantidad que debemos consumir.

También se usan los dedos, la mano ahuecada u otras partes y posiciones de la misma para estimar la cantidad que debemos consumir de determinados grupos de alimentos como se muestra a continuación:

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Este método surgió en Zimbabwe hace cerca de 30 años atrás, cuando el doctor Kazzim G.D. Mawji lo utilizó para el cuidado de personas con diabetes con la finalidad de que controlaran sus raciones de forma sencilla y sin costo alguno, pues las manos siempre están a nuestra disposición.

Así, paso de ser una herramienta para aplicar un plan de alimentación en personas con diabetes a ser hoy usado por dietistas y nutricionistas de todas partes del mundo para que sus pacientes reconozcan fácilmente las raciones de alimentos que deben consumir.

Dado que la mano cambia de tamaño en cada persona, parece lógico pensar que las mismas indican las raciones correctas acorde a las necesidades diferentes de cada persona en función de sus dimensiones corporales.

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Así, diversas fundaciones utilizan este método e incluso, es parte de las guías alimentarias de algunos países como una forma didáctica de aprender a controlar la cantidad que debemos consumir de cada alimento.

¿Es fiable usar la mano para calcular el tamaño de nuestras raciones?

Es claro que este método ha triunfado y se ha popularizado por su sencillez y bajo costo que permite fácilmente estimar a qué equivale una ración de alimentos. Sin embargo, ¿es fiable su uso?

Como hemos dicho una ración es para las carnes unos 100 gramos o 3 onzas y para los cereales son aproximadamente 70 gramos en crudo, mientras que para los frutos secos y semillas son unos 30 gramos o 1 onza. En cantidades exactas, éstas son algunas de las porciones establecidas para cada grupo de alimento.

Ahora bien, la palma de una mano puede representar en tamaño a la porción de carne, pero dependiendo de la mano puede o no ser equivalente a la cantidad exacta (100 gramos) que representa una porción. También dependerá del grosor de la pieza de carne por ejemplo.

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Todas estas variaciones vuelven poco preciso el uso de la mano para calcular el tamaño de una ración, y aunque puede ser un método que se aproxima bastante al uso de medidas caseras, no hay evidencias científicas que lo respalden.

Por otro lado, este método sólo es individualizado porque considera el tamaño de la mano que varía de una persona a otra, pero no atiende otras particularidades como nivel de actividad física, condición biológica y demás. Entonces, no siempre la palma de la mano indica la cantidad de carne que necesitamos, sino que representa (aproximadamente) una porción pero podemos necesitar una, dos o más porciones diarias, según señalan los objetivos nutricionales para la población española.

Así, el uso de la mano para calcular nuestras raciones no siempre es fiable sino que lo recomendable es conocer a qué equivale una ración, aunque sea empleando utensilios caseros, y en función de ello estimar cuántas raciones de cada grupo de alimentos necesitamos, para lo cual lo mejor es contar con asesoramiento de un profesional de la nutrición.

Bibliografía consultada | Diabetes Spectrum, Volume 12 Number 3, 1999, Page 185 y Rev Esp Nutr Comunitaria 2011;17(4):178-199.
Imagen | iStock

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