El libro de cocina gay, de 1965, que daba consejos para ligarse al carnicero del barrio

El libro de cocina gay, de 1965, que daba consejos para ligarse al carnicero del barrio
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La década de 1960 inició algunos de los movimientos ideológicos, culturales, políticos y sociales que cambiarían para siempre el statu quo mundial, con Estados Unidos como uno de los epicentros de aquellas transformaciones. El activismo homosexual no culminaría hasta los años 70, con los disturbios de Stonewall en 1969 como mecha, pero ya se estaba fraguando un cambio de paradigma en el que lo doméstico jugaría un papel crucial.

En los años 60 la gran mayoría de la sociedad estadounidense aún veía a los homosexuales como depravados que llevaban una vida obscena, desviada de los valores morales rectos, y peligrosa. Pero lo que hasta entonces se creía casi limitado a la clandestinidad, empezó a manifestarse en otros estratos de la vida estadounidense, con la presencia de homosexuales -sobre todo hombres- en el teatro, la música, la moda, el cine o la televisión.

Los mundos del arte y la cultura visibilizaron cada vez más a los homosexuales pues, aunque seguían levantando muchas críticas y reacciones en contra, su supuesta conducta depravada y afeminada se toleraba en aquellos ámbitos. Hasta que un libro de cocina llegó para autoafirmar precisamente y con orgullo lo más camp de la vida gay.

El libro reafirma la cotidianidad de la vida homosexual a través de la cocina

Era el año 1965 y 'The gay cookbook' ("El libro de cocina gay") firmado por un tal chef Lou Rand Hogan llegó para reivindicar la domesticidad y la cotidianidad de los homosexuales, abrazando aquello que más se criticaba o temía de los hombres gays, su carácter afeminado, provocador y amanerado. Y lo hacía reivindicando el hogar y la vida social como espacio donde vivir con liberación, no como un lugar cerrado en el que ocultarse la vida pública.

The Gay Cookbook Colección de Literatura Americana de Yale, Beinecke Rare Book and Manuscript Library.

Un libro gestado en las cocinas de un crucero

El libro se hizo rápidamente muy popular gracias en gran medida a la repercusión que tuvo en distintos medios, tanto a favor como en contra. The gay cookbook no surgió de la nada como obra excepcional; la homosexualidad y su activismo contaban cada vez con más presencia en los medios de comunicación y el final de la censura permitió que aparecieran más publicaciones y obras dirigidas al público gay, también con apariciones en el cine o la televisión, aunque aún fueran estereotipadas.

Un artículo de opinión publicado en enero de 1966 en la revista Time, titulado 'El homosexual en América' criticaba ese activismo y la creciente visibilidad de los gays en el país, haciendo especial hincapié en cómo la mayoría "aparentemente no deseaban una cura" para su sexualidad. Como ejemplo citaba el recientemente publicado libro de Hogan, reprendiendo su actitud desvergonzada.

Crucero Crucero de la línea Lurline de la compañía Marson en la década de 1930.

Quién era exactamente Lou Rand Hogan permanece a día de hoy como un misterio, pues su figura como escritor o autor culinario no pasaría a la historia, como sí lo han hecho otros pioneros de la cocina LGBTQ, como James Beard, ya en activo por entonces. El historiador Stephen Vider nos da algunas pinceladas sobre su vida, como que en realidad se llamaba Louis Randall y que había nacido en Bakersfield (California) en 1910.

Interesado incialmente en el teatro, el escaso éxito de su carrera actoral le llevó a trabajar como azafato en la nueva línea de cruceros de la compañía Matson, donde empezó a hacer sus pinitos en los fogones y entró en contacto con diferentes cocinas internacionales, conociendo así otras gastronomías tanto en sus viajes como a través de los chefs de diferentes nacionalidades que trabajaban para la acaudalada clientela.

Gay Detective

De hecho, remarca Vider, aquella experiencia le permitió conocer los entresijos de la clase adinerada, la alta cocina y sus modas, así como la propia cultura camp con los manierismos afeminados y elegancia exagerada que ya se asociaban a lo gay, pues, según declaraciones posteriores del propio Hogan, la gran mayoría de auxiliares, camareros y azafatos de los cruceros eran homosexuales.

Tras su periplo por los mares, Hogan comenzó a trabajar como escritor de novela negra y colaborador en diversas publicaciones, incluyendo, supuestamene, la revista culinaria Gourmet. Tras lograr cierta relevancia con 'The gay detective' en 1961, su obra culmen sería el primer libro de cocina abiertamente homosexual que cuestionaba las visiones sobre el género dándoles la vuelta con un tono irónico y grandes dosis de humor.

La cocina como vanguardia de la domesticidad gay

Ya el diseño de la propia portada refleja claramente las intenciones del libro, con ilustraciones que muestran a un hombre afeminado cocinando elegante y feliz para sus refinados invitados, entre los que aparece un hombre trasvestido charlando traquilamente con otro, sujetando copas de Martini.

Yale Detalle de una de las ilustraciones que acompañan las recetas del libro.

"El compedio completo de cocina campy [amanerada, amariposada] y menús para hombres... o para lo que sea que tengas", rezaba la cubierta. El libro ofrece una selección de lo que Hogan aprendió que por entonces se consideraba esencial en cualquier evento social, abarcando un popurrí de platos de todo tipo que hoy podrían ligarse a la cocina viejuna de las fiestas estadounidenses de entonces como canapés de cangrejo, hor d'ouvres, cóctel de gambas, ostras o pollo a la king.

El libro incluye platos clásicos americanos y franceses, pero también exóticos, incluso la paella

Pero también hay en sus páginas espacio para platos internacionales y más exóticos, más allá de la cocina francesa de moda por la época, un reflejo de lo que pudo aprender en su experiencia de crucero. Así, incluye recetas asiáticas, hawaianas y mexicanas, algunas largas y complejas, e incluso aparece mencionada la paella española, pero sin dar la receta concreta.

Y es que Hogan también va a lo práctico, sin concebir su obra como lo que hoy sería un libro de cocina al uso. La paella saldría entonces demasiado cara para un anfitrión soltero debido al alto precio del marisco y el azafrán, pero el guacamole, en su versión mexicana original "antes de haber sido cagada por algún chef de Hollywood o Brooklyn", escribe, solo necesita aguacate, tomates, lima fresca y sal.

Todo el libro está redactado con humor, ironía e insinuaciones típicas de la cultura gay, como la frase inicial a modo de dedicatoria que reza "All rights reserved, Mary" ("todos los derechos reservados, Mary); un de los apodos habituales usados entre homosexuales, a menudo en tono despectivo o condescendiente, y no se corta en dar consejos como el hacerse amigos del carnicero del barrio preguntándole por la carne más barata con una sonrisa y un tono insinuante.

Puede que The gay cookbook no fuera la primera publicación de cocina firmada por un autor homosexual y que hoy parezca algo desfasado. Pero, como concluye Vider, sí presentó una imagen distinta de la vida del hombre gay blanco de la época, lejos de la clandestinidad y la vergüenza. La cocina y el cocinar para los amigos se convertía así en un reflejo de la vida doméstica homosexual, cotidiana y cosmopolita, abierta también al resto de la sociedad.

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