Que los talibanes de la auténtica cocina italiana no se lleven las manos a la cabeza, pues la idea de estos suculentos bollitos ha salido precisamente del país transalpino. La receta original la han bautizado como pizza muffin, pero, aunque usamos ese molde, nos parecía un término confuso, pues la masa sigue siendo la clásica pizzera de panadería; solo cambia la forma de hornearla.
La elaboración no tiene mucho misterio, y si partimos de una masa de pizza ya lista para usar, tampoco tardaremos apenas unos minutos en tener estos riquísimos bocados listos. Puedes usar tu receta favorita, una de las nuestras o recurrir a una comprada, de las que vienen refrigeradas al estilo de las de hojaldre. Para un picoteo exprés como este tampoco vamos a ponernos muy exquisitos.
Precalentar el horno a 180ºC. Engrasar con aceite de oliva virgen extra las cavidades de una bandeja con moldes de muffins o magdalenas, o usar individuales que sean rígidos.
Estirar sobre una superficie ligeramente enharinada, engrasada o sobre papel antiadherente, la masa de pizza, dejándola fina y formando un rectángulo. Cubrir con una capa de salsa de tomate, sin llegar del todo a los bordes, y añadir el queso parmesano rallado fino y un poco de pimienta molida.
Enrollar finamente desde uno de los laterales largos y cortar en porciones, como si hiciéramos rollitos de canela. El tamaño depende del gusto, pero deben encajar en cada cavidad de los muffins dejando espacio libre para que leven en el horno.
Distribuir las porciones cortadas, poniéndolos boca arriba (con el corte arriba y abajo). Añadir un poco más de salsa de tomate. Escurrir muy bien la mozzarella, secar con papel de cocina y picar en trocitos. Repartir encima de cada unidad de masa, apretando ligeramente (probablemente no necesitemos gastar todo el queso).
Añadir orégano al gusto y hornear durante unos 20-25 minutos. Si el queso se empieza a tostar demasiado, cubrir con papel de aluminio o poner la fuente de calor solo desde abajo del horno.
Con qué acompañar los bollitos de pizza
Recién hechos, calientes y con el corazón fundente, estos bollitos de pizza son una delicia que casi apetecen a cualquier hora en la que el estómago empieza a rugir, pero también están bien ricos a temperatura ambiente. Por eso son un bocado versátil para tomar entre horas, compartir en el aperitivo o como entrante, y también resultan ideales para llevar a una excursión o tomar de picnic. En casa encajarían en un aperitivo a la italiana con un Aperol spritz o en una cena de picoteo acompañados, por ejemplo, de unos aguacates caprese y algunas latas de calidad.
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