“Los niños no necesitan azúcar, ni para crecer ni para ser felices”. Al habla con Conchi García, la nutricionista que enseña a los padres a que sus hijos coman bien

“Los niños no necesitan azúcar, ni para crecer ni para ser felices”. Al habla con Conchi García, la nutricionista que enseña a los padres a que sus hijos coman bien
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La alimentación es, junto al sueño, el gran campo de batalla de la maternidad. Si el niño come bien, duerme mal. Si duerme bien, come mal. Hay incluso familias que tienen que lidiar con ambos problemas al unísono: una tortura.

Pero si bien es fácilmente identificable que un niño duerme mal –está despierto–, no lo es tanto que esté comiendo mal. Muchas veces somos los padres los que generamos un drama en torno a la alimentación de nuestros hijos que viene dado por muchos factores sociales que operan al unísono. Y, en el camino, puede que estamos dando a nuestros hijos una alimentación que no es lo más adecuada.

La nutricionista pediátrica Conchi García lleva años siendo uno de los grandes referentes españoles en lo que alimentación infantil se refiere. Desde sus redes sociales, en las que opera bajo el perfil @mama_y_nutricionista, da todo tipo de consejos a las familias para mejorar la alimentación de sus hijos, pero también la convivencia.

Tina disfruta comiendo: 5 historias para que la hora de la comida sea un momento feliz (Salud y bienestar para peques)

Tras varios libros publicados en los que se dirigía a los padres, García acaba de lanzar Tina disfruta comiendo, un libro ilustrado con varios cuentos dirigidos a niños, que se complementan con consejos dirigidos a las familias.

Es improbable que Tina pueda competir con el Monstruo de los colores o el Pollo Pepe, pero el libro está lleno de recursos con los que, a buen seguro, podemos mejorar la forma en que nos enfrentamos al reto de dar bien de comer a nuestros hijos. Y García, con la que hemos hablado largo y tendido por videoconferencia, tiene muy buenos consejos que darnos.

Yo he tenido suerte y mi hijo siempre ha comido bien, pero muchos padres lo pasan fatal para dar de comer a sus hijos. ¿Por qué crees que genera tantos problemas la alimentación infantil? Hay en familias en las que es un auténtico drama.

Creemos que los niños tienen que comer de todo y realmente no es así

Bueno, realmente a veces es porque nos hemos creado unas falsas expectativas. Yo creo que el problema principal es ese. A veces creemos que los niños tienen que comer de todo, que es muy importante que coman de todo o que coman muy variado y realmente no es así. A pesar de que desde siempre nos han hecho creer que las papillas ocho cereales son mejores que comernos un trozo de pan, no es así, no es mejor comer ocho cereales que comer un solo cereal. Lo más importante es tener en cuenta que están en un proceso de aprendizaje, entonces es muy importante que aprendan de su familia, para que los niños aprendan a comer es muy importante que vean a los adultos comer. Entonces si queremos que los niños coman saludable, tenemos que empezar los adultos por comer saludable y por ser su reflejo, por ser su espejo y por ser su referente.

 

Hablas de la importancia de comer con ellos. Muchas familias están acostumbradas a darles de cenar o de comer al niño y luego comer ellos. ¿Es importante que, aunque tengan muy cambiados los horarios, comamos con nuestros hijos?

Es muy importante no solo comer en familia, sino comer en un ambiente agradable y disfrutando del momento

Sí, sí, es muy importante, por lo que te comentaba, porque al final los niños van a hacer lo que hagamos nosotros. Entonces es muy importante comer con ellos, que nos vean comer, que nos vean disfrutar de la comida. Yo creo que a veces no somos conscientes de la influencia que ejercemos sobre nuestros hijos. ¿Qué comemos? ¿Cómo lo comemos? ¿Qué opinamos sobre ciertos alimentos? ¿Qué hacemos durante las comidas? Todo esto es determinante para ellos. Así que es muy importante no solo comer en familia, sino comer en un ambiente agradable y disfrutando del momento. Es muy importante.

En el libro se repite mucho la idea de que "solo ellos deciden qué y cuánto comer", que es un enfoque radicalmente distinto al que tenían, no sé si todas las madres, pero desde luego muchas familias, muchas madres. A muchas familias le sigue costando hoy en día el aceptar esto. ¿Por qué crees que es tan importante dar esta flexibilidad a los niños?

Esto de que ellos deciden es algo que se llama “división de responsabilidades”. Es algo que me gusta mucho y que promueven las principales entidades sanitarias como la Academia Americanas de Pediatría o la Sociedad Española de Pediatría. Esto lo que nos dice es que los adultos tenemos la responsabilidad de elegir los alimentos que van a comer los niños, los alimentos que les vamos a ofrecer, que estos sean seguros, que sean saludables, que estén a una cantidad suficiente y ofrecérselos a nuestros hijos. Pero ellos son los que tienen que decidir qué y cuánto comer entre esta selección de alimentos. Y esto es muy importante para ellos.

Kiwis

Hablas de una selección de alimentos, pero muchas veces el devenir diario o incluso el presupuesto de muchas familias no permiten tener una plétora de alimentos para cada comida. A lo mejor hay un plato o dos como mucho o si acaso puedes ofrecer fruta siempre. ¿Cómo haces para dar muchas opciones?

No, no me refiero a eso. Me refiero a que, por ejemplo, los adultos tenemos la responsabilidad de decidir. Pues bueno, si queremos que merienden fruta, pues yo le voy a dar a elegir qué quieres merendar, sandía, plátano, melón o fresas. Entonces, yo decido qué alimentos le voy a ofrecer a mi hijo, a mi hija y él tiene la responsabilidad o tiene el derecho, digamos, de decidir qué alimento comer y en qué cantidad. Pero evidentemente los adultos somos los responsables de la educación nutricional y tenemos la responsabilidad de elegir alimentos saludables. Evidentemente si le vamos a elegir entre un sándwich de nocilla y un plátano, pues va a elegir probablemente el sándwich de nocilla.

Eso está claro, pero por ejemplo si yo le doy para merendar una manzana y dice “no quiero manzana”. ¿Qué haces en esa situación que se repite mucho? Porque no siempre vas a tener muchas opciones disponibles saludables para que elija. “O plátano o nada”, la típica frase. ¿Qué se puede hacer en estas situaciones?

No hay que hablar de alimentos buenos o alimentos malos

Claro, ahí lo importante es ser ejemplo. No es tan fácil, no es algo que se consigue de un día para otro. Lo mismo si queremos que se acostumbren a merendar fruta, pues tenemos que empezar desde pequeñitos a educarles en esos hábitos saludables. Que nos acompañen al mercado, que nos vean comprar la fruta, después llegar a casa, merendar fruta con ellos. No decirles "come fruta porque la fruta es muy buena para la salud. En cambio, el chocolate es malo". No hay que hablar de alimentos buenos o alimentos malos. Simplemente que nos vean a nosotros, que al final somos su referente, merendar esa fruta. Y poco a poco, con el tiempo y con mucha, mucha, mucha paciencia, porque esto no se consigue de un día para otro ni mucho menos. Pues ellos irán integrando en su patrón alimentario estos hábitos saludables.

¿Qué podemos hacer si nuestro niño come poco y mal? O si creemos que come poco y mal, que probablemente no sea lo mismo.

Como comentaba, a veces esto se debe a un problema de falsas expectativas. ¿Qué es comer poco? Claro, porque a veces hay familias que dicen, "no, es que comen muy poquito". Tendríamos que ver qué es eso de que comen muy poquito. Quizá está comiendo lo que necesita y ya es suficiente para él y no necesita comer más. Habría que revisar. Quizá le estamos ofreciendo alimentos que no son saludables y eso está desplazando el consumo de otros alimentos que sí que son saludables y por eso no los come. Me explico. Si desayuna leche con cereales o galletas que son alimentos muy energéticos, quizá después no va a querer comer la fruta. Porque claro, ha comido una gran cantidad de calorías y ya no tiene ganas de comer la fruta. Además, eso también está alterando su paladar. Eso le está haciendo tener preferencia por los alimentos muy dulces. Claro, después le damos un pepino, le damos una manzana y ya no lo quiere. Entonces es importante tener en cuenta todos esos factores. Pero evidentemente esto se puede trabajar. Cuando detectamos que un niño o una niña, por el motivo que sea, rechaza la comida, podemos ayudarle. Podemos, como comentaba antes, que nos acompañen a comprar alimentos saludables, hacerle partícipe de su propia alimentación, que participe en la preparación de la comida, que nos ayude a cocinar, darle a elegir. ¿Qué podemos cocinar hoy? ¿Podemos cocinar esto o esto? Todo esto le va a hacer sentirse partícipe de su propia alimentación y va a tener mucho más interés por probar esos alimentos. Eso le va a ayudar mucho.

 

En el libro te detienes bastante a explicar cómo lograr que los niños coman verdura, que es una de preocupaciones de siempre de los padres. ¿Qué es lo mejor que podemos hacer para lograrlo?

El rechazo a las verduras es algo súper habitual en la infancia. Primero lo que tenemos que entender es que es un problema muy habitual. Y si es tan habitual será por algo. Hay que entender el porqué. Realmente que los niños, que las niñas rechacen la verdura, es algo natural para ellos. Es algo innato. Los niños tienen una especial sensibilidad hacia los sabores amargos de algunos vegetales y también hacia los alimentos poco calóricos, como las verduras, por un propio mecanismo de supervivencia. Entonces, sobre todo a partir del añito, es cuando empiezan a rechazar estos alimentos. Luego esto se mejora. en la adolescencia empiezan a aceptar más alimentos, más vegetales. Pero hay una etapa en la que sí que es cierto que el rechazo a las verduras es muy, muy habitual. Podemos usar algunas estrategias para ayudarles a mejorar la aceptación de las verduras. En primer lugar, no insistirles. No forzarles. Es totalmente antiético estar obligando a un niño a comer algo que no le gusta de ninguna manera, como nunca lo haríamos con un adulto. Pero es que además si le estamos insistiendo, lo que vamos a hacer es que esa aversión aun aumente. Cuando alguien te fuerza a comer algo que no te gusta, es como que le coges más manía.

De hecho, anda que no hay adultos con traumas infantiles porque les han obligado a comer algo.

El rechazo a las verduras es algo innato en la infancia.

Eso es, sobre todo en el comedor escolar. Cuando hay niños pequeñitos que, en el colegio, les han obligado, les han forzado a comer un alimento, incluso cuando son adultos, aún tienen trauma, digamos, de esa aversión. En primer lugar, nunca forzarlas, nunca obligarlas a comer algo que están rechazando. Pero lo que podemos hacer es seguir ofreciéndoselo regularmente. Es decir, no porque no le gusta la verdura, decimos, bueno, pues ya no le doy verdura nunca más. Seguimos ofreciéndola sin insistir, pero se la ponemos en el plato, en poquita cantidad, pero se la ponemos en el plato. No le obligamos a comérsela, pero bueno, le ponemos un trocito, se la ponemos en el plato, para que poco a poco se vaya familiarizando, vaya viendo que es importante incluir las verduras en nuestras comidas en poca cantidad. Eso sí es muy importante, no hay que llenar el plato de verdura ni mucho menos. Si, por ejemplo, si hacemos, no sé, brócoli para comer, no le vamos a poner un plato lleno de brócoli, pues le pondremos uno o dos trocitos y después el resto de la comida.

¿Es importante la forma en que ofrecemos la comida al niño? Porque ahora que hablas del plato gigantesco, ¿cuál es la forma mejor de que un niño le apetece probar algo o que al menos pueda probarlo en un futuro?

Pues es muy buena pregunta porque otro de los recursos que facilitan mucho que se anime a probar las verduras o los alimentos que está rechazando precisamente es algo que se llama “sabor-sabor”, que es ofrecer el alimento que está rechazando junto con un alimento que acepte muy bien o que le guste mucho. Por ejemplo, si le gustan mucho las patatas fritas y está rechazando calabacín, le podemos ofrecer el calabacín, por ejemplo, a la plancha o rebozado, junto con patatas fritas. Entonces es más probable que se anime a probar ese calabacín si está junto con un alimento que le gusta mucho. O, por ejemplo, las texturas crujientes suelen atraer mucho a los niños. Pues en lugar de ofrecerle el calabacín a la plancha o al horno o en una tortilla, pues se lo ofrecemos rebozado, que esté crujiente. Todo esto va a facilitar que se anime a probar este alimento que está rechazando. Y por supuesto, lo que hablábamos antes, que participe en la compra, en el cocinado, todo esto va a ayudarle a sentirse participe de su propia alimentación y que se anime a probar estos alimentos que está rechazando. Porque claro, es mucho más atractivo cuando lo preparas tú mismo, te sientes mucho más orgulloso de tus creaciones, entonces te animas a probar esos platos.

Entiendo que, por ejemplo, a veces nos obsesionamos con que coma de todo cuando en realidad, y corríjame si me equivoco, lo importante es que tenga todos los nutrientes necesarios de cada grupo de alimentos. Por ejemplo, si nuestro niño come muy bien tomate, entonces ¿tampoco nos tenemos por qué preocupar porque no coma brócoli?

Eso es, exacto. Es que es mejor que coma poco, variado y sano a ofrecerle alimentos que no son saludables o a insistirle para que coma ciertos alimentos y que al final pues lleve a una dieta que no es adecuada o que tenga una mala relación con la comida a largo plazo. Entonces no hay ningún problema porque solo coma plátanos de merienda o que coma tomate cada día. Si por ejemplo le gusta el plátano, puede comer cada día plátano y se puede comer tres, cuatro plátanos al día, no hay ningún problema.

¿Cuál crees que es hoy por hoy el mayor problema de nutrición que tienen los niños españoles?

Pues quizá sería el consumo de azúcar.

Tengo la impresión de que hay muchos padres que no tienen verdadera conciencia de qué alimentos son o no saludables. Veo a muchísimas familias del parque darle un paquete de galletas entero al niño para merendar, darles petit suisse, desayunar cereales, lo que tú dices. Y yo creo que tampoco están pensando que haya algo de malo en ello. No se lo dan de mala fe, eso por supuesto, porque una madre nunca va a dar nada de mala fe, pero pueden pensar que no hay nada de malo en ello, incluso que es saludable porque casi se lo han vendido así. ¿Cómo se ataja este problema?

Los niños no necesitan azúcar ni para crecer ni para ser felices

Cuando se ofrecen este tipo de productos insanos a los niños y a las niñas es por desinformación. Porque al final la industria alimentaria infantil nos hace creer que este tipo de productos son los mejores para ellos, que les ayudan a crecer, que van a estar más sanos, que van a estar más fuertes. Bueno, ahora por suerte ya no hay esas campañas publicitarias como había hace algunos años, como el famoso primo de Zumusol, pero se sigue haciendo campañas de marketing que son súper agresivas y lo que hacen es confundir a las familias y hacerles creer que este tipo de productos son los mejores para sus hijos y son los que necesitan y son mejores que la comida casera. Entonces, pues, evidentemente, lo hacen con toda su buena intención y lo hacen por desinformación. Y hay algo que pasa también y es que tradicionalmente se ha asociado la felicidad de los niños al dulce. Muchas personas con toda su buena fe y con todo su corazón estén ofreciendo ese tipo de productos a los niños pensando en que de alguna manera los van a hacer más felices cuando los niños al final no necesitan azúcar ni para crecer ni para ser felices.

Nino Donuts

Para mí, personalmente, es una causa de conflicto constante. Soy muy estricto con el azúcar que come mi hijo y estamos todo el día a la gresca, con amigos que le dan de más y entonces el niño también quiere, con los familiares también porque se va con los abuelos y cada dos por tres le está dando dulces e incluso con los padres en el parque porque están dando a los niños los paquetes de galletas gigantes y mi hijo va detrás a ver si le dan una. Entonces, al final, por no tener conflicto, pues, le dan. ¿Qué podemos hacer contra esto? Porque al final también ser demasiado duros está generando conflictos no sólo con los hijos sino con tus colegas.

Hay que educarles a distinguir la excepción de lo habitual

Es muy complicado, como dices. Es muy complicado porque están expuestos al azúcar continuamente. Es algo realmente muy difícil. Yo creo que aquí lo importante es que ellos aprendan a distinguir la excepción de lo habitual. Es muy importante ser flexibles. Como decías, no crear conflictos, no prohibirles, no hablarles, como decíamos antes, de alimentos buenos, alimentos malos, para favorecer esa buena relación con la comida. Hay que educar con el ejemplo siempre. No pasa nada si comemos pastel de cumpleaños en un cumpleaños, no pasa nada si nos comemos un helado en verano dando un paseo, pero, evidentemente, el pastel de cumpleaños no es un alimento para merendar todas las tardes. Entonces, hay que jugar un poquito con eso. Hay que educarles dentro de esa flexibilidad. Hay que educarles a distinguir la excepción de lo habitual. Pero es muy importante, como decías, no hablar de alimentos buenos o malos. No prohibirles, no decir, "no, eso no lo comas porque es muy malo para tu salud". Porque en esta etapa que es tan sensible, diría yo, para el desarrollo del patrón alimentario, atribuir propiedades positivas o negativas a los alimentos puede conducir, pues, a una mala relación con la comida y a obsesiones alimentarias.

¿Cuáles son las edades críticas en las que se desarrolla esto en concreto? Imagino que no será lo mismo la comida que le das a un niño de dos años que al final no tiene tanta conciencia de lo que está comiendo que un niño de 8.

Yo creo que a partir de los dos, tres añitos, es cuando empiezan a ser más conscientes de todo este tema de la alimentación y, sobre todo, porque es cuando empiezan a socializar, a estar en contacto también con otros niños. Empiezan a ser como más conscientes de su entorno. Cuando son más pequeñito nos acompañan al supermercado, pero no saben que esos productos que ven con esos envoltorios tan llamativos es comida. A partir de los dos, tres añitos, ya empiezan a saber que eso es comida, ese envoltorio me gusta, ese dibujito lo empiezan a asociar a lo que han visto en la tele. Yo creo que esa etapa es cuando empieza a ser más importante y como más crítica.

 

La industria alimentaria lo sabe. Llevamos oyendo propuestas políticas para prohibir o limitar a la policía de alimentos y pacientes insanos ni se sabe, y solo se han hecho cosas muy parciales. Seguimos teniendo bollería industrial con la patrulla canina. ¿Qué consecuencias tiene esto?

Al final la alimentación, es decir, la comida, no es solo un conjunto de alimentos que tomamos para nutrirnos, sino que la alimentación forma parte de nuestra salud física, de nuestra salud mental, incluso de nuestras relaciones sociales, de nuestros entornos. Entonces, puede tener consecuencias en todos esos aspectos. Yo creo que es muy importante desde pequeñitos tener esa educación en hábitos saludables que implique todo esto.

Para esto, como decías, es muy importante que las familias coman juntas, compren juntas, cocinen juntas... Pero la gestión de las comidas familiares, de todo lo que engloba esto, es un importante factor de estrés para muchas familias. Está claro que el ideal es cocinar a diario, ir al mercado, tener algún tipo de planificación de menú semanal, pero al final el trabajo, el resto de tareas domésticas, el colegio, los días sin colegio que no te dan plaza... Hay millones de factores que hacen que sea muy difícil llevar esta planificación. Si todo fuéramos ricos y no currásemos, comeríamos de forma super saludable, pero no es la realidad para muchas familias.

Estaría muy bien tener en cuenta lo que comen en el comedor escolar para poder planificar las cenas

Lo cierto es que hay muchos niños pequeños que comen en el comedor escolar también, ¿no? Entonces, pues bueno, hay que tener en cuenta eso. Creo que estaría muy bien tener en cuenta lo que comen en el comedor escolar para poder planificar las cenas, para poder complementar las cenas en función de lo que comen al mediodía en el comedor escolar. Incluso muchas veces en el comedor escolar nos dan la opción de una propuesta de cena, que claro, si ya la comida es saludable, pues en teoría la cena tendría que ser saludable. Muchas veces lo que pasa es que abusamos de la carne, del pescado, de los alimentos, digamos, de origen animal y se comen muy pocas legumbres, se comen muy pocas verduras. Entonces, lo ideal sería eso. Si vemos que, al mediodía, por ejemplo, ya han comido carne en el colegio, pues no ofrecerles carne otra vez para cenar. Sí que es cierto que es muy difícil llevar al final una rutina saludable. A veces se puede aprovechar el fin de semana para organizar un poquito el menú semanal. Depende de la edad, claro, si son niños muy pequeñitos, pues va a ser difícil que puedan colaborar, pero tenerlos en cuenta y que ellos nos puedan ayudar un poquito a diseñar el menú o al menos que se sientan partícipes, incluso a preparar algunos platos el fin de semana para el resto de la semana, lo que ahora se conoce como batch cooking, pero bueno, que es hacer tuppers de toda la vida.

Ensaladas

Como decías, la mayoría de niños hacen la comida más importante en el comedor. ¿Están comiendo bien?

En los comedores escolares cada vez se come mejor

A ver, lo principal es que el menú esté elaborado por una dietista nutricionista, o sea, por una profesional de la nutrición. Eso nos va a garantizar que el menú está equilibrado nutricionalmente y que es adecuado para los niños y las niñas. Eso es lo fundamental. Pero sí que es cierto que en ocasiones nos podemos encontrar con menús, sobre todo en escuelas infantiles, que no son muy adecuados. O, por ejemplo, niños que se quedan a merendar que lo más habitual es que le den zumos y galletas. Sí que sigue existiendo desgraciadamente la tendencia a abusar de, por ejemplo, de los alimentos de origen animal, de las carnes, de los pescados. Esto a veces es porque las familias tienen la sensación de que si a los niños se les ofrecen muchas legumbres y poca carne semanalmente es como que no va a comer bien. No sé si me explico. Al final la carne se demanda. Entonces, a veces hay que llegar a un equilibrio entre lo que quiere la familia, lo que cree la nutricionista, que es lo más adecuado, lo cocina, el colegio... Y es muy difícil elaborar un menú escolar en el que todos estén de acuerdo.

Con unos presupuestos ajustados y que vienen negociados con las contratas.

Eso es, exacto. Entonces, a veces pasa eso. Que a pesar de estar supervisado o elaborado por una nutricionista nos encontramos con menús que tienen muchas carnes o que están haciendo una transición, por ejemplo, que venían de un menú que no era nada adecuado y que están haciendo una transición a un menú más saludable. Entonces, a veces nos encontramos que tienen muchas carnes procesadas, que tienen muchas frituras, que abusan de alimentos que no son adecuados. Pero, bueno, por suerte esto cada vez va mejor. En los comedores escolares cada vez se come mejor.

Tina disfruta comiendo: 5 historias para que la hora de la comida sea un momento feliz (Salud y bienestar para peques)

¿Eres optimista? ¿Van a comer mejor los niños de ahora de lo que comíamos nosotros? Las estadísticas de obesidad infantil parecen indicar lo contrario, aunque los padres estén mejor informados.

Es muy interesante lo que dices, porque sí que es cierto que antes cuando se daba un Cola Cao a un niño se hacía pensando que estaban haciendo lo correcto. Ahora cuando ofrecemos Cola Cao lo ofrecemos sabiendo que no es el producto más adecuado para él. Entonces, eso es bueno. Y sobre todo ahora hay acceso a más información. Las familias están mucho más informadas y tienen acceso a informarse más. Entonces, yo creo que eso es muy bueno. Y yo sí, yo creo que la cosa cada vez va a ir mejor, que vamos a tener mucha más información, que las familias cada vez están más preocupadas por la alimentación de los niños y las niñas. Y que, por supuesto, aunque nosotros hayamos crecido con leche con Cola Cao y galletas, que la situación puede mejorar.

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Imágenes | Timunmas/tatyana_tomsickova/Vasyl Dolmatov

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