Poco menos de 3.000 habitantes pero miles —decenas de miles— de melocotoneros, dan la bienvenida al viajero al pueblo de Lleida donde se rodó buena parte de la película Alcarrás. Dirigida por la cineasta barcelonesa Carla Simón, Alcarrás retrata la vida de una familia en varias generaciones condensadas y centradas en la hortofruticultura.
Aunque la película no acaba especialmente bien a nivel hortofrutícola y familia, lo cierto es que Alcarrás existe y está a apenas 25 minutos en coche de Lleida, formando parte de una región de especial importancia para el sector primario.
Hablamos de pueblos como el propio Alcarrás, pero si hablamos de centrar miradas, debemos también hablar de Aitona, un nombre que quizá a algunos les suene algo vasco, pero es un municipio ilerdense en la comarca de El Segriá, que linda con la frontera aragonesa, a orillas del río Segre, que es el que permite convertir esta vega en un paraíso vegetal.
Más aún durante los primeros compases de la primavera, momento en que resplandece en colores rosas a costa de los melocotoneros, por los cuatro costados, y que supone una escapada natural imprescindible para los que admiren las floraciones de los frutales, como sucede en el Valle del Jerte.
Un lugar donde la banda sonora de la Vie en rose de Edith Piaf viene que ni pintada y que, más o menos, se puede recorrer con cierta facilidad entre campos y frutales de fácil acceso. Evidentemente, se ha de tener cuidado con la propiedad privada, pero en general no supone ningún problema acercarse a alguno de esos melocotonares.
Más que melocotones y árboles en flor
Desde primeros de marzo hasta las primeras semanas de abril, dependiendo de la zona, Aitona se viste de rosa, aunque no es el único pueblo de la zona que lo hace. En ambas orillas del río Cinca, que separa Aragón de Cataluña, también encontramos otros pueblos que florecen con una intensidad similar durante la primavera.
Es curioso además que aunque la película se llame Alcarrás, no haya sido este municipio el que haya concentrado la mayor parte de los focos durante el rodaje de la película, en la que se han apreciado numerosos campos de todo El Segriá como los de Bellvís, Massalcoreig, Seròs, Soses y Sucs, además de la propia ciudad de Lleida o la vecina y aragonesa villa de Fraga.
Más o menos lo que sucede en todos los municipios del Baix Segre, que a nivel paisajístico son maravillosos con los contrastes de rosas y ocres que sus lomas y colinas marcan, pero no solo eso. También los amantes de la arquitectura sacra tienen ciertas citas ineludibles.
Sin salir de Aitona, algunos hitos imprescindibles son la iglesia de Sant Joan de Carratalà, de porte románico; o la parroquia Sant Antolí d'Aitona, ya erigida en estilo barroco. También es relevante la casa natal del Padre Palau, oriundo de Aitona, fundador de las congregaciones carmelitas.
La omnipresencia de Lleida
Puede que Lleida pase algo más desapercibida que otras capitales catalanas. Eso no significa que no sea una parada espléndida durante la primavera, sobre todo si prestamos atención a su patrimonio arquitectónico.
Fundamental es pararse en la impresionante catedral de la Seu Vella y Castillo del Rey-Suda, como también acercarse a la Catedral Nova o al sorprendente Antiguo Hospital de Santa María.
Junto a ello, la herencia modernista que también quedó plasmada en la capital ilerdense y que ofrece en su recorrido algunos altos más que interesantes como la Casa Melcior, la Casa Magí Llorens o el Teatro Municipal del Escorxador, el gran referente del modernismo dentro de Lleida.
Imágenes | iStock / turismedelleida.cat
En DAP | Esta comarca a dos horas de Barcelona está considerada la Toscana española (y es la escapada de primavera perfecta)
En DAP | Marinero y pesquero: así es el pueblo más bonito de Cataluña (y está a dos horas de Barcelona)
