Así se pone poner en modo invierno tu caldera: trucos y pasos para ponerla a punto antes de que funcione a todo gas
Hay dos tipos de personas cuando baja la temperatura: las que encienden la calefacción con fe ciega y las que descubren que algo no va justo cuando la casa ya parece un iglú. La mala noticia es que, lo sabemos, el invierno no perdona. La buena: hay una lista corta de pasos que, hechos a tiempo, suelen evitar problemas domésticos.
Activar el modo invierno no es un ritual místico: es decirle a la caldera que deje de trabajar solo para el agua caliente sanitaria y empiece a alimentar también la calefacción. Ese cambio marca el inicio de la temporada de uso intensivo y conviene hacerlo antes de que el frío se instale del todo.
Encender la calefacción
El primer paso suele ser el más simple: localizar, si lo hay, el selector que permite elegir entre verano e invierno, o en su defecto, el icono del radiador para encender y probar el suministro de calefacción. Además, hay que comprobar lo básico antes de tocar nada: alimentación eléctrica y suministro de gas abierto. Después, toca observar si los radiadores empiezan a calentarse de forma progresiva, sin ruidos raros ni zonas frías persistentes.
Atención a la presión
La presión es el corazón del sistema y conviene mirarla con calma. Según los especialistas de Expertclima, el manómetro debería estar entre 1 y 1,5 bares cuando el circuito está frío; si está por debajo, toca rellenar, y si se pasa, quizá haya que liberar agua o llamar a un técnico. También advierte que si la presión baja con frecuencia puede haber una fuga o un problema en el vaso de expansión.
La inevitable purga
Otro clásico: el aire en los radiadores. Tras meses sin uso, puede acumularse aire que impide que calienten bien o provoca ruidos, y que purgarlos mejora el reparto del calor. La guía práctica es la de siempre: calefacción apagada y radiadores fríos, recipiente bajo la válvula, abrir hasta que salga aire y luego un hilo de agua constante, cerrar y volver a comprobar la presión.
Comprobar el termostato
Después viene lo que se considera como cerebro de la máquina: el termostato. Es importante hacer una prueba sencilla: subir unos grados para ver si la caldera arranca y luego bajar para confirmar que se detiene; y si es antiguo o funciona con pilas, revisarlas o plantear un modelo programable. No es postureo: programar bien suele ahorrar más que apretar de más el botón.
Ojo al color de la llama
Y un detalle que mucha gente pasa por alto hasta que toca susto: la combustión. Según los expertos de Climatico, en calderas de gas la llama debe ser azul intensa (no amarilla o anaranjada), porque una combustión deficiente puede apuntar a problemas de ventilación o suciedad. También se recomienda asegurar que las rejillas de ventilación no estén obstruidas.
Revisión anual sí o sí
No es un secreto que el remate es el que más se posterga: la revisión profesional. Siempre hay que tener en cuenta que la revisión anual es obligatoria en la mayoría de comunidades autónomas (aunque no tiene por qué hacerse en invierno) y que sirve para seguridad, eficiencia y vida útil del equipo.
En casa, añade hábitos sencillos: no tapar caldera ni radiadores, considerar un detector de monóxido de carbono si es de gas/gasoil, mantener en torno a 19 y 21 grados de temperatura y usar modo antihielo si lo incorpora cuando haya periodos largos sin uso.
Foto | Freepik
En DAP | Desenchufa estos siete dispositivos si no los usas para evitar sorpresas en la factura de la luz
Ver todos los comentarios en https://www.directoalpaladar.com
VER Comentarios