Así es la cocina de casa de Jordi Cruz: sobriedad, textura y estilo escandinavo con carácter español

El chef combina materiales nobles, tonos oscuros y diseño funcional en un espacio que refleja su carácter y pasión por la cocina

Joana Costa

Editor

Cuando esperas que la cocina de un chef con estrellas Michelin se desborde en extravagancia, te sorprende pensar que su versión doméstica es, en realidad, un ejercicio de armonía. Los detalles cuentan: encimera de piedra negra imponente, muebles claros de estilo nórdico y toques mid-century que humanizan el espacio.

La base visual está en el contraste. La encimera —y otros elementos— emplea piedra oscura de acabados sobrios, que aporta textura y presencia. Esa oscuridad se equilibra con muebles lacados en tonos crema o blancos, líneas rectas y tiradores discretos: obra de una estética ligera y elegante. 

Buena luz natural

No deja de sorprender el papel de la luz natural. Grandes ventanales y una iluminación bien pensada permiten que los reflejos del metal y del blanco se expandan. La cocina se vuelve abierta, casi diáfana, conectada visualmente con el resto del hogar. 

Los fogones, de gas, también siguen la misma estética de metales con acabados en negro, ofreciendo un aspecto duro e infalible. En la misma dirección reman detalles como la gran placa negra que protege los fogones (hundidos respecto a la encimera, como en las cocinas profesionales), y otros accesorios de la estancia, como las lámparas.

Todo ello contrasta con la claridad de la madera del parquet de la estancia, los rodapiés y puertas en blanco. Juntos, todos estos elementos reflejan y dispersan la luz en toda la habituación.

Gran campana

Otros tiros de cámara con los que juega el cocinero, permiten también ver una gigantesca campana extractora gris metalizada, más profesional que doméstica, y unos muebles de almacenamiento blancos con tiradores metalizados, que contribuyen a dar más luz todavía al espacio.

Al fondo de la cocina, en el espacio de alacena, el cocinero cuenta con una enorme nevera gris metalizada y un espacio de almacenamiento de vinos para sus mejores comidas y cenas.

Los elementos mid-century están presentes en detalles sutiles: lámparas, sillas o molduras que pueden recordar a décadas anteriores, pero reinterpretadas con materiales modernos. Añaden carácter sin restar neutralidad.

La funcionalidad también está muy presente: la disposición en isla, amplios muebles para almacenaje y encimeras despejadas lo dejan todo al alcance de la mano. Un espacio hecho para cocinar, pero bello para vivirlo. 

No se trata de un estilo de moda, sino de un equilibrio calculado. La piedra negra da contundencia, el blanco y la luz le dan gracia, y los detalles vintage suavizan el conjunto. 

Esta es una cocina que podría estar en una revista, pero sigue teniendo un diseño funcional, pensado para lo práctico: que al final de todo significa comer bien, con unas elaboraciones bien ejecutadas.

Foto | Instagram

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