La estilista Mar Gausachs lo tiene claro: por qué los electrodomésticos a la vista hacen que la cocina parezca más pequeña

La experta en interiores analiza cómo recuperar la armonía visual pese a este tipo de soluciones de almacenamiento

Joana Costa

Editor

La cocina actual se ha convertido en una extensión del salón, un espacio híbrido donde conviven tecnología, rutina y estética. Esa transformación ha hecho que el orden visual cobre un protagonismo inesperado, hasta el punto de que pequeños gestos pueden cambiar la percepción del espacio. 

Según Arquitectura y Diseño, la estilista Mar Gausachs explica por qué una encimera cargada de aparatos altera por completo la sensación de amplitud. La experta describe la encimera como un plano limpio que invita a cocinar y a respirar, una superficie que funciona casi como un escenario. 

Cuando aparecen tostadoras, cafeteras o batidoras a la vista, ese plano se rompe y surge una sensación de encogimiento, tanto visual como emocional. La experta lo atribuye a un exceso de estímulos que resta claridad, algo que afecta incluso en cocinas grandes, donde el caos se percibe igual de intenso.

Replantear cada elemento

El auge de las cocinas abiertas ha llevado a diseñadores y marcas a replantear cada elemento desde una mirada más doméstica y menos técnica. Según Gausachs, eso ha impulsado frentes continuos, electrodomésticos panelados y sistemas que disimulan la maquinaria. 

Lo que antes era un espacio funcional ahora necesita convivir con lámparas, sofás y mesas de comedor, por lo que la discreción se ha convertido en un valor de diseño imprescindible.

Campanas integradas en la placa, placas invisibles y porcelánicos resistentes con aspecto elegante permiten que la cocina se camufle sin perder prestaciones. Gausachs defiende que esta ligereza visual ayuda a que el conjunto respire mejor, especialmente en viviendas urbanas donde cada centímetro influye. Cuando el fuego desaparece a simple vista o los volúmenes se reducen, la cocina gana una calma que antes parecía imposible.

El problema de los pequeños electrodomésticos a la vista, explica, no es su presencia, sino su acumulación. Un rincón café mal planteado o una encimera invadida por cables puede romper la armonía en segundos. 

Por eso, la estilista apuesta por soluciones ocultas, como armarios abatibles o módulos con enchufes integrados, que permiten abrir por la mañana y cerrar al instante, devolviendo a la cocina su aspecto sereno y despejado.

Optar por electrodomésticos integrados también suma puntos. Aunque no son una novedad, Gausachs recuerda que panelar lavavajillas, hornos y frigoríficos cambia por completo la lectura del espacio. 

De este modo, dejan de ser máquinas para parecer muebles, lo que reduce el ruido visual y subraya la continuidad. En estos casos, la cocina se percibe más ordenada incluso cuando está en pleno uso, porque la estructura se mantiene unificada.

A la vez, la experta insiste en que la luz tiene un papel decisivo. Una encimera despejada multiplica la claridad y suaviza reflejos, mientras que los objetos acumulados generan sombras y cortes visuales. La tecnología, apunta, ha permitido innovaciones como los fuegos integrados o campanas ocultas que favorecen esta sensación de amplitud, haciendo que incluso las cocinas pequeñas ganen entidad.

Foto | Pexels / @margausachs.shop/Instagram

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