No hace falta una terraza en la Toscana para disfrutar del aire libre: con algunos cambios sencillos, cualquier balcón puede convertirse en espacio útil y acogedor
El balcón siempre ha sido ese espacio intermedio entre la calle y el sofá. Ni dentro ni fuera. Lugar de paso, de plantas medio secas y sillas plegables sin gloria. Pero algo ha cambiado: ahora se le exige más, algo que se recrudece en esta época del año.
Y la buena noticia es que no hace falta una reforma para lograrlo. Además, las soluciones no pasan por tirar tabiques ni por contratar a un paisajista. Bastan unas pocas piezas clave: textiles, iluminación y algo de vegetación.
El resto es cuestión de proporciones. Porque incluso los balcones más estrechos pueden ganar calidez si se diseñan con intención decorativa.
Pequeños muebles y accesorios
Uno de los recursos más eficaces y no muy caros es el mobiliario plegable. Una mesa redonda y un par de sillas, preferiblemente de madera o metal fino, permiten desayunos al sol sin renunciar al espacio. Los bancos con almacenamiento también funcionan bien en espacios reducidos.
Fijarse en el suelo Para dar sensación de unidad, los cojines y alfombras de exterior ayudan a integrar los elementos. Por otro lado, escoger una gama de colores neutros o tierra siempre aporta armonía visual. Y si el suelo no acompaña, losetas adhesivas o césped artificial pueden ser un cambio rápido y económico.
Guirnaldas y maceteros
La iluminación es otro elemento transformador. Las guirnaldas de luces LED no solo aportan ambiente, también definen el espacio y lo vuelven funcional por la noche. Una o dos lámparas solares completan el conjunto sin necesidad de enchufes.
Finalmente, no puede ser de otro modo, las plantas son el ingrediente imprescindible. No hace falta convertir el balcón en una jungla, pero un par de maceteros colgantes o verticales pueden hacer mucho por la sensación de frescura, incluso pueden utilizarse también para instalar luces o combinarlas entre sí, o para colocar velas, sean reales o con luces LED; más seguras.
El toque vegetal
Plantas aromáticas como el romero o la albahaca también suman utilidad decorativa al balcón, igual que a la cocina. Su presencia eleva la estética de cualquier espacio y le da un aspecto mucho más natural y agradable, especialmente de cara al verano. No necesitan demasiado mantenimiento, salvo el riego adecuado, y atraen muchos polinizadores que pueden beneficiar a otras flores que tengas, e incluso algunas plantas, como la albahaca limón, ahuyenta mosquitos.
Tu espacio privado
Por último, conviene pensar en cómo conseguir una mayor privacidad de tu balcón para que no sea un lugar demasiado expuesto al exterior, a vecinos o paseantes. Los paneles de bambú, las cortinas ligeras o incluso una celosía con plantas trepadoras pueden proteger del sol y de miradas ajenas sin cerrar el espacio.
El balcón no deja de ser una extensión del salón. En definitiva, se trata de dejar de verlo como espacio residual y empezar a tratarlo como lo que puede ser: un pequeño refugio doméstico, funcional y agradable.
Foto | Max Vakhtbovycn, Skylar Kang
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