Cómo ahuyentar a las hormigas del jardín: los mejores trucos

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Cuando el jardín parece una sucursal de Formigópolis, toca actuar con soluciones eficaces y sin provocar una guerra química

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Joana Costa

Editor

Las hormigas son fascinantes. Trabajan en equipo, construyen túneles complejos y siguen una jerarquía casi admirable. Pero cuando deciden montar su sede central bajo tu césped o tu terraza, la admiración se convierte en molestia vegetal.

El problema no es solo estético. Las colonias de hormigas debilitan el terreno, crean montículos, afectan el riego y atraen invitados aún menos deseables como pulgones o hongos. Un césped invadido se convierte en una guerra abierta.

Tampoco es cuestión de rociar todo con insecticida. Aparte de dañar el entorno, las soluciones químicas tienden a ser temporales. El objetivo es disuadir sin destruir, como hacen los jardineros con experiencia.

El poder de los olores

Un truco básico es ahuyentar con olores fuertes. El vinagre blanco, por ejemplo, puede rociarse en los accesos de las colonias. También funcionan el zumo de limón, la canela o incluso el café molido. Casi todo lo que a ti te huele bien, a ellas les molesta.

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Agua caliente

Otro clásico: el agua hirviendo. Pero ojo, no sobre el césped, sino en el orificio del hormiguero. Es una solución puntual y algo cruel, pero efectiva si se repite varias veces hasta romper la estructura del nido.

Tierra de diatomeas

También se recomienda usar tierra de diatomeas, una especie de polvo mineral que deshidrata a las hormigas. No es tóxico para animales ni personas y se aplica en las rutas de paso. Eficaz y ecológicamente razonable.

Azúcar con bicarbonato

Y si la invasión es grave, entonces puedes probar con cebos naturales: azúcar mezclado con bicarbonato. Ellas lo transportan al nido, y el bicarbonato genera un efecto letal. Todo con apariencia de merienda inocente.

Un mejor drenaje

A largo plazo, conviene mejorar el drenaje del suelo. Las hormigas buscan lugares secos y compactos. Airear el césped, regar de forma regular y plantar trébol o tomillo (que las repele) son estrategias de prevención inteligente.

Unas pocas son beneficiosas

Eso sí, no todas las hormigas son enemigas. Algunas controlan plagas como la cochinilla o los restos orgánicos. El equilibrio consiste en tener césped vivo, pero no asambleario de insectos.

Al final, tu jardín no necesita una fumigación masiva, solo inteligencia estratégica. Las hormigas son persistentes, pero también previsibles y vulnerables. Solo hay que aprender su lenguaje.

Foto | Jimmy Chan

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