Un electrodoméstico nuevo permite prescindir de este gesto, pero obteniendo el mismo resultado
Lo más habitual, y lógico, cuando queremos hacer huevos cocidos es poner agua a calentar en un cazo, introducir los huevos y dejarlos hervir durante unos minutos. Es un método que ha estado presente en cocinas de todo el mundo durante décadas, por no decir siglos.
Pero con el avance de los electrodomésticos, han surgido formas más prácticas, rápidas y limpias de lograr el mismo resultado. Una de las más sorprendentes es usar la freidora de aire, ese aparato que muchos ya tienen en casa y que ha demostrado servir para mucho más que patatas fritas.
La freidora de aire ha ganado popularidad en los últimos años, y no es para menos. Su facilidad de uso, su capacidad para cocinar sin aceite y su versatilidad la han convertido en una herramienta imprescindible.
Lo que quizás no sabías es que también sirve para cocer huevos, y sin necesidad de añadir ni una gota de agua. Así, puedes olvidarte del típico cazo lleno de agua hirviendo y del riesgo de que se derrame o de que los huevos se golpeen entre sí y se rompan en plena cocción.
Hacer huevos cocidos en la freidora de aire es sorprendentemente sencillo. Solo tienes que colocar los huevos directamente en la cesta del aparato, sin necesidad de recipiente ni de envolverlos.
Eso sí, conviene no sobrecargar la cesta, ya que es importante que el aire circule bien entre ellos para asegurar una cocción uniforme. Si pones demasiados, corres el riesgo de que algunos queden menos hechos o incluso crudos.
Una vez colocados, hay que ajustar la temperatura. Lo ideal es situarla entre 130 y 150 grados centígrados. A partir de ahí, todo dependerá del punto en el que quieras la yema. Si te gustan los huevos con la yema bien líquida, el tiempo de cocción debe estar entre 9 y 10 minutos.
Si prefieres una yema semilíquida, ese término medio perfecto para ensaladas o tostas, lo adecuado es dejarlos de 11 a 12 minutos. Y si los quieres completamente cocidos, con la yema bien dura, entonces el tiempo debe alargarse hasta los 13 o 15 minutos.
Este método tiene varias ventajas. Para empezar, no necesitas estar pendiente del hervor, ni controlar que el agua no se evapore. Tampoco corres el riesgo de que los huevos se agiten dentro del agua y se agrieten.
La freidora de aire proporciona un calor constante y uniforme, lo que permite una cocción más estable. Además, mientras los huevos se cocinan, puedes aprovechar para hacer otra cosa, como preparar el café o terminar de vestirte si estás en la rutina matinal.
Eso sí, hay un paso que no debes olvidar: en cuanto termine el tiempo de cocción, es fundamental pasar los huevos a un recipiente con agua fría. Este choque térmico tiene una doble función.
Por un lado, detiene el proceso de cocción de inmediato, lo cual es clave para que los huevos no se pasen con el calor residual. Por otro, facilita mucho el proceso de pelarlos, ya que la cáscara se despega mejor cuando el huevo está frío.
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