Los mejores trucos para limpiar las juntas de la ducha y que estén siempre relucientes

Estas soluciones caseras son la mejor opción para devolver el brillo a las juntas de la ducha

Joana Costa

Editor

Aunque la ducha sea sinónimo de limpieza, paradójicamente es uno de los rincones de la casa donde más suciedad se acumula. La constante humedad, el jabón y la cal convierten sus juntas en un caldo de cultivo perfecto para bacterias y moho. Un enemigo silencioso que, además de antiestético, puede afectar a la salud si no se mantiene a raya.

La buena noticia es que no hace falta vaciar el armario de productos químicos para ganar la batalla. Existen remedios caseros simples, seguros y baratos que permiten recuperar la blancura original de las juntas y prolongar su vida útil. Basta con dedicar unos minutos y aplicar técnicas tradicionales que han pasado de generación en generación.

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El verdadero secreto está en la constancia. Limpiar de manera regular evita que la suciedad se incruste y obliga a intervenciones menos agresivas. La clave, según los expertos, es alternar métodos suaves con limpiezas más intensas solo cuando sea necesario, protegiendo siempre el material de la goma o silicona.

Bicarbonato de sodio: un clásico eficaz

El bicarbonato de sodio, es uno de los aliados más versátiles en el hogar. Mezclado con un poco de agua hasta formar una pasta, se aplica sobre las juntas y se deja actuar unos minutos. Con un cepillo de dientes viejo se frota suavemente y el resultado es sorprendente: las manchas desaparecen sin dañar la superficie.

Vinagre diluido: desinfecta y desincrusta

El vinagre blanco sigue siendo considerado un limpiador milagroso, pero nunca debe usarse sin diluir sobre la goma, ya que la corroe. La proporción ideal es una parte de vinagre por tres de agua. Una esponja empapada en esta mezcla ayuda a eliminar la suciedad incrustada, dejando las juntas más limpias y desinfectadas.

Limón: frescura natural

El jugo de limón no solo aporta un agradable aroma cítrico, también actúa como desincrustante suave. Al igual que el vinagre, debe diluirse antes de aplicarse para evitar daños. El ácido cítrico resulta además muy útil para limpiar los cristales de la mampara, logrando un baño más luminoso y fresco.

Pasta de dientes: remedio inesperado

La pasta dental, siempre a mano en casa, se convierte en un limpiador improvisado. Su textura abrasiva ayuda a eliminar manchas difíciles y olores. Aplicada con un cepillo de dientes, las juntas recuperan su tono original y un aspecto mucho más higiénico en pocos minutos.

Opciones químicas: cuando lo casero no basta

Si los remedios caseros se quedan cortos, puede recurrirse a productos químicos más fuertes, aunque con cautela. El peróxido de hidrógeno es la opción más suave, mientras que los limpiadores con cloro requieren guantes y ventilación. En último lugar, el amoníaco ofrece resultados potentes, pero sus vapores tóxicos obligan a extremar la precaución.

Prevenir antes que limpiar

La prevención sigue siendo la mejor estrategia. Pasar una espátula o escobilla tras cada ducha, ventilar adecuadamente el baño y secar las juntas con un paño son gestos sencillos que evitan acumulaciones. Mantener una temperatura moderada también ayuda a reducir la condensación y frenar la aparición de moho.

Cuando las juntas están demasiado deterioradas, el único remedio real es sustituirlas. En ferreterías y tiendas especializadas se encuentran repuestos de PVC fáciles de instalar. Aunque suponga un pequeño trabajo, renovar las juntas garantiza que la ducha vuelva a ser impermeable y segura.

Foto | IA/Canva

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