Si notas estas señales en tu cuerpo, puede que estés bebiendo demasiada agua con gas

Aunque sea saludable, beber agua con gas en exceso también tiene sus riesgos y contraindicaciones

Liliana Fuchs

Editor

El agua con gas o agua carbonatada, que no se debe confundir con la gaseosa, es una bebida saludable y buena alternativa a los refrescos y zumos envasados. Además de hidratar y calmar la sed, tiene otros beneficios para salud, pero, como todo en esta vida, tomarla en exceso tampoco es recomendable. ¿Cuánto es exactamente mucha cantidad? Tu cuerpo puede darte algunas señales.

El agua con gas, a secas, solo lleva agua mineral natural y gas carbónico, que puede provenir del propio manantial donde se extrae el agua, o se puede añadir después. En cualquier caso, el resultado es una bebida con burbujas, ácido carbónico, un ácido oxácido proveniente del dióxido de carbono.

Los bicarbonatos son sales derivadas del ácido carbónico, y, como nuestras madres y abuelas nos han enseñado, el bicarbonato sódico puede tener efectos en el sistema digestivo, aliviando el malestar y las indigestiones. Por eso el agua con gas puede ayudar a evitar las digestiones pesadas, siempre en cantidades moderadas.

Hinchazón y gases. Si sientes que tu estómago o tripa está más hinchada de lo normal y tienes muchos gases, puede que un exceso de agua carbonatada esté detrás. Igual que ocurre con los refrescos, demasiadas burbujas pueden acumularse y producir malestar derivado de esa hinchazón o distensión hasta que se expulse el gas acumulado, pudiendo causar incluso reflujo.

Falta de apetito. Esa hinchazón afecta también a la saciedad del estómago. Y de la misma manera que tomar mucha agua mineral puede reducir la sensación de hambre, al ocupar tanto espacio en el sistema digestivo, una ingesta muy elevada de agua con gas puede causar una pérdida de apetito inusual en tus ritmos de vida. Los gases antes mencionados contribuyen a reducir las ganas de comer.

Esmalte dental más débil. A pesar de que el efecto en los dientes no es tan acusado como el de los refrescos azucarados o edulcorados, demasiada agua con gas también puede debilitar o dañar el esmalte dental. Aquellas que tengan un pH más alto, es decir, que sean más ácidas, afectarán más a la salud dental. Puede ser un problema a medio plazo si ya tenemos problemas dentales.

Orina muy clara y abundante. Hay fijarse en el color del pis para asegurarnos de que no hay cambios llamativos que puedan revelar algún problema de salud. En general es la orina más oscura la que debería ponernos en alerta, pero si es muy clara puede indicarnos que nos hidratamos en exceso. Cuidar la hidratación es fundamental, pero no hay que pasarse; si se llega a un caso de hipoanetremia puede tener efectos muy perjudiciales.

Ganancia de peso. ¿Seguro que bebes agua con gas y no gaseosa? Si notas que estás ganando algo de peso sin que hayas cambiado especialmente de hábitos, puede que esa inocente agua con gas a la que te has aficionado tenga azúcares añadidos con los que no contabas. Comprueba que eliges la bebida adecuada, sin endulzar ni saborizar.

Imágenes | Pixabay/Bob 

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