
La familia real catarí suele veranear en Mallorca entre resorts y villas de lujo a varios miles de euros la noche
El común de los mortales hace malabares para cuadrar el presupuesto cuando planifica sus vacaciones de verano. Luego están los ricos, mejor dicho, los millonarios de verdad, que viajan derrochando el dinero sin prestar la mínima atención a sus disparatados gastos. La familia real de Catar es el mejor ejemplo de lo que para muchos destinos sería el turista ideal, como ha comprobado Mallorca.
Al frente de la adinerada familia está Tamim bin Hamad Al Thani, emir de Catar y una de las personalidades más influyentes y con más poder del mundo árabe, y del mundo. Con una fortuna estimada en 325.000 millones de dólares, según datos de Bloomberg en 2017, el emir viaja sin reparar en gastos y su familia tiene especial predilección por el clima mallorquín en los meses de verano.
Así lo recogía el Diario de Mallorca en 2022, señalando que a la isla le bastarían mil turistas de su nivel económico para obtener los mismos ingresos que los más de 10 millones de visitantes que reciben en Mallorca cada año. Estarían resueltos todos los problemas derivados del exceso de turismo sin que la economía de la isla se viera en absoluto afectada.
Pero pocas familias hay en el mundo que puedan permitirse las cifras que manejan desde la familia real catarí. Para empezar, el emir dispone de su propio jet privado, que en realidad es un enorme Boeing 747 que llegó a ser el modelo de avión comercial más grande del mundo, valorado en unos 600 millones de dólares. Una nave bien espaciosa que, en lugar de acoger a 400 pasajeros, ha sido transformado en un palacio volante para servir a las necesidades de la familia.
"Palacio con alas" no es una definición exagerada: el interior del avión en cuestión tiene nada menos que diez cuartos de baño, varios salones y estancias distribuidas en dos plantas y una suite principal que parece salida de un hotel de cinco estrellas. Y siempre está listo y a punto para ponerse en marcha y volver a Doha ante cualquier imprevisto.
El emir y su familia no parecen ser muy del tipo de turista que invierte en una propiedad de vacaciones propia a la que volver, prefieren moverse entre hoteles, resorts y villas de lujo que reservan y alquilan a su antojo. En 2022, por ejemplo, la factura total de alojamientos ascendió hasta casi unos cinco millones de euros. Una cifra nada compleja de alcanzar si tenemos en cuenta que se alojaron en lugares como el St. Regis Mardavall Mallorca Resort en Calvià o el Hotel Jumeirah en Sóller, con precios que oscilan entre los 1.000 y los 4.000 euros por cada noche.
Es más, el emir se puede permitir excentricidades tales como alquilar una villa con piscina, a unos 6.500 euros cada, solo para almacenar el centenar de maletas de la familia, o reservar una suite con el único propósito de instalar en ella una cinta de correr.
Imágenes | Wikimedia Commons/Khamenei.ir
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