El Kremlin nos invita a conocer la nueva cocina rusa (y es algo más que vodka y patata)

Si Rusia es una superpotencia no es precisamente por su gastronomía. Lo que un turista se encuentra cuando viaja a San Petersburgo o Moscú son patatas asadas, sopas con crema agria y diversas variaciones de lo que en España clasificaríamos, no en vano, como filetes y ensaladillas rusas. Pero algo está cambiando.

No cabe duda de que el Kremlin quiere potenciar el país como destino turístico y, entre otro de sus (múltiples) atractivos quiere mostrar al mundo su verdadera cocina.

San Petersburgo ha sido una de las ciudades invitadas en Madrid Fusión y, aprovechando la visita de sus más reputados chefs, la embajada de Rusia en España ha organizado un cóctel en el que seis cocineros han preparado sendas interpretaciones de platos típicos del país.

El embajador de Rusia posa junto a la delegación que ha visitado Madrid Fusión.

La idea, ha apuntado el embajador de Rusia en España, Yuri Korchagin, es mostrar, no solo cómo algunos restaurantes rusos están empezando a despuntar en el panorama de la alta gastronomía, sino también reivindicar la calidad de algunos productos propios de Rusia que siguen siendo muy poco conocidos fuera de sus fronteras, como pueden ser la leche de piñones o el conocido como “vino de pan”, un exquisito licor elaborado con pan de centeno.

Un homenaje a la cocina rusa

El primer plato, elaborado por Dmitry Blinov, chef y copropietario de Duo, uno de los restaurantes más populares de San Petersburgo, era, como el mismo defendía, una preparación muy simple, en la que solo buscaba presentar unas fantásticas materias primas: vieira, caviar negro y crema agria. A la mezcla solo le añadió cebollino picado. Una combinación sencilla, pero exquisita.

Llegó el turno después de Artem Grebenschikov que presentó una ensalada de cangrejo con mayonesa de estragón, crujiente de remolacha, manzana, rábano picante y piñones. De nuevo, un plato sencillo, pero equilibrado, muy típico de la gastronomía rusa, donde son muy populares las ensaladas con mayonesa –que llamemos a la ensaladilla “rusa” no es casual–.

El telón de acero no ha caído para la vajilla de la embajada...

Tras los platos fríos llegaba el turno de una sopa. De nuevo, un plato enormemente popular en Rusia, donde las comidas son impensables sin sopas calientes. Igor Grishechkin, chef de CoCoCo, uno de los más lujosos restaurantes de San Petersburgo, presentó una sencilla crema de patatas, acompañada de caviar rojo, aceite de eneldo y galletas borodino, lo que le daba un toque crujiente, además de cebollino y eneldo, que no faltan nunca en los platos rusos.

El caviar formaba una estrella de mar que se deshacía al verter la sopa.

El último plato salado corrió a cargo del chef Sergey Fokin, que presentó un bacalao con leche de cáñamo y salsa de col roja.

Lo mejor, los postres

Aunque todo estaba bueno, quizás la mayor sorpresa llegó con los postres. El chef Anton Isakov reinterpretó un dulce típico de Rusia conocido como karthoska, por su parecido físico a una patata, que normalmente se elabora con chocolate. Pero en esta ocasión, Isakov utilizo harina de piñones bañada en vino de pan y cubierta con polvo de setas. Las exquisitas “patatas” iban acompañadas de níscalos confitados y crema agria. Delicioso.

Por último, Ilia Burnasov, que tiene un bar de tapas en San Petersburgo, presentó la versión rusa del típico postre de tres leches, típico de América Latina. Baña el bizcocho con leche de piñones, leche condensada y dulce de leñe, y lo acompaña de piñones y migas de pan de centeno tostados.

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