Esta es la sorpresa que te vas a llevar en la cuenta de un restaurante portugués si no estás atento al inicio de la comida

Es una costumbre inveterada en los locales de Portugal y puede que haya algún malentendido sobre su precio

Jaime de las Heras

Editor Senior

Tan iguales y tan diferentes. Así somos los españoles y los portugueses y viceversa. Compañeros ibéricos, casi hermanos y, sin embargo, en la mesa somos más diferentes de lo que la distancia podría marcar en más de una ocasión.

Aunque hay nexos comunes, hay tradiciones y costumbres que pueden, si vamos a Portugal, hacernos llevar más de un susto. Quizá no muy grande, pero sí una pequeña sorpresa ante la que poco o nada podremos hacer.

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Va a pasar prácticamente en todo el país, pues rara es la excepción de que suceda. Al contrario de lo que pasa en España, esta costumbre está muy extendida en todos los restaurantes portugueses e, incluso, lo vas a ver en algunas casas.

Es muy común que cualquier comida portuguesa comience con un aperitivo sencillo de pan, mantequilla y aceituna o, lo que es lo mismo, pão, manteiga e azeitonas. Puede que tenga algo más, como un paté o un queso, pero en esencia va a ser así de sencillo.

Sin embargo, esta deferencia se paga y, para sorpresa de muchos comensales no portugueses, no es algo que se pida, sino que traen por defecto a tu mesa. Se conoce como couvert y, evidentemente, su precio acaba en la factura final si lo has acabado probando. 

Como podéis interpretar, el concepto se traduce literalmente como 'cubierto', algo que en los restaurantes españoles no se puede pagar, según recuerda la OCU, solo que en el caso portugués es una práctica extendida y, en teoría, tampoco deberías pagar por lo que no has pedido.

Por eso, ten claro que cuando lo primero que te pongan en una mesa en un restaurante portugués sea un poco de pan, mantequilla, aceites y aceitunas ten  claro que, aunque parezca una cortesía, es algo que acabará figurando en la cuenta final.

La solución, si no quieres pagarlo, es sencilla: decirle al camarero que no lo quieres y que lo retire de tu mesa. De lo contrario, lo más habitual va a ser que te encuentres con el cargo en la cuenta al final de la comida y tengas que volver a las andadas. 

Imágenes | Joao Manita

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