Medieval y entre olivos milenarios, el majestuoso pueblo de Castellón en el Bajo Maestrazgo que merece una escapada en otoño

Una sorpresa que navega entre la Edad Media y el Renacimiento en el interior de la provincia con un patrimonio cultural de primer nivel

Jaime de las Heras

Editor Senior

Cuando pensamos en Castellón, a muchos se les viene a la cabeza la imagen de una costa luminosa, con calas tranquilas, playas familiares y restaurantes donde los arroces se sirven casi como un ritual. Es fácil asociarla al verano, al turismo de sol y playa, y a esa vertiente mediterránea tan reconocible. 

Sin embargo, Castellón es mucho más que su litoral. Basta con internarse unos kilómetros hacia el interior para descubrir un mundo distinto, lleno de historia, naturaleza y pueblos con una identidad marcada por siglos de tradiciones. 

Especialmente en otoño e invierno, cuando el clima invita al paseo tranquilo y a saborear con calma el paisaje, el interior de la provincia se convierte en un destino ideal. En la comarca del Alto Maestrazgo, por ejemplo, Morella suele llevarse todo el protagonismo con su imponente castillo y su aura medieval. Pero hoy no vamos a hablar de ella. Hoy toca reivindicar otra joya menos conocida pero igual de fascinante: Traiguera.

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Qué hacer en Traiguera (Castellón)

Traiguera está situada en la comarca del Bajo Maestrazgo, muy cerca del límite con el Alto Maestrazgo. Es un municipio que, aunque más discreto que otras localidades turísticas, guarda una riqueza patrimonial y natural que sorprende al visitante que se detiene en él con curiosidad. 

Panorámica de Traiguera. ©Ayuntamiento de Traiguera.

Su historia se remonta a la época íbera, aunque fue durante la Edad Media cuando el núcleo urbano empezó a consolidarse como un punto importante en el camino hacia Morella. Su ubicación estratégica entre el interior montañoso y la costa le otorgó cierto protagonismo comercial y defensivo, y eso se nota en su entramado urbano, en sus edificios y en el legado artístico que conserva.

Una de las joyas de Traiguera es sin duda el Real Santuario de la Virgen de la Salud. Este conjunto monumental religioso, situado a las afueras del núcleo urbano, es una auténtica joya del renacimiento valenciano. 

Construido en el siglo XVI, destaca por su equilibrio arquitectónico y por los frescos que decoran sus muros, obra de reconocidos artistas de la época. El santuario fue un importante centro de peregrinación durante siglos y todavía hoy impresiona por su atmósfera recogida y su valor patrimonial. Pasear por su claustro o detenerse ante su altar es un ejercicio de contemplación que conecta directamente con el pasado espiritual y artístico de la zona.

El Portalet y parte de la muralla medieval de Traiguera. ©Turisme Traiguera.

Dentro del propio casco urbano, Traiguera también ofrece numerosos rincones cargados de historia. La plaza Mayor, con sus soportales y sus fachadas de piedra, mantiene esa esencia rural y señorial a la vez, que tanto caracteriza a los pueblos de interior bien conservados. 

La fachada del santuario de la Font de la Verge. ©Comunitat Valenciana.

Además, las calles empedradas llevan al visitante a descubrir pequeñas iglesias, antiguos hornos, casas blasonadas y fuentes históricas. El patrimonio civil y religioso se entremezcla con la vida cotidiana del municipio, lo que le da un aire auténtico, poco tocado por el turismo masivo.

Capilla y Pozo del Milagro. ©Turisme Traiguera.

Pero no todo es piedra y arte sacro. Traiguera también es conocida por estar rodeada de un paisaje singular y poco común en Europa: el de los olivos milenarios. Este territorio forma parte de la Ruta de los Olivos Milenarios del Territorio Sénia, un espacio compartido entre varias localidades del norte de Castellón, el sur de Tarragona y el este de Teruel. 

Olivo milenario. ©Ruta de los olivos milenarios.

En los alrededores de Traiguera se pueden encontrar decenas de ejemplares que superan el milenio de vida, algunos con nombres propios y dimensiones que impresionan. Estos árboles monumentales no solo son testigos del paso del tiempo, sino también del saber agrícola acumulado durante generaciones. Pasear entre ellos en otoño, cuando el aire es fresco y la luz suave, se convierte en una experiencia casi mística.

Además, el municipio ha sabido integrar este patrimonio natural en su oferta turística. Se pueden realizar rutas a pie o en bicicleta por los caminos rurales que atraviesan los campos de olivos, muchas veces acompañados por paneles informativos que explican la historia de cada ejemplar destacado. 

También hay visitas guiadas y actividades de oleoturismo como las que ofrecen desde Aceites Peset, que permiten conocer el proceso de elaboración del aceite de oliva virgen extra, catar diferentes variedades y apreciar la calidad de un producto tan vinculado al territorio.

El mejor momento para visitar Traiguera es precisamente en otoño. No solo por el clima, más suave que en pleno verano, sino también por la tranquilidad que se respira en esta época. 

Las calles están más despejadas, los campos muestran su cara más dorada y el ritmo de vida invita a detenerse, observar y disfrutar sin prisas. Además, si se viaja entre octubre y diciembre, es posible coincidir con la temporada de recogida de la oliva y participar en actividades relacionadas con ella.

Imágenes | Comunitat Valenciana / Ayuntamiento de Traiguera / Ruta de los Olivos Milenarios Territorio Sénia / Turisme Traiguera

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