
Frente a La Valeta, el fuerte San Angelo se erige como un testimonio clave en la historia bélica maltesa
Desde tiempos remotos, la posición estratégica de Malta en el corazón del Mediterráneo la ha convertido en un codiciado enclave para diversas civilizaciones. Controlar esta isla significaba dominar rutas marítimas cruciales, lo que llevó a la construcción de numerosas fortificaciones a lo largo de su costa. Entre todas, destaca el Fuerte de San Ángel o Fuerte San Angelo, una imponente estructura que ha sido testigo y protagonista de algunos de los episodios más significativos de la historia europea.
Situado en Birgu, también conocida como Vittoriosa, el Fuerte San Angelo se alza majestuoso en el Gran Puerto, frente a La Valeta. Su origen se remonta al siglo XIII, cuando se erigió como un castillo medieval conocido como Castrum Maris.
Sin embargo, fue en el siglo XVI, con la llegada de los Caballeros de la Orden de San Juan en 1530, cuando adquirió su forma actual. Los caballeros lo transformaron en su cuartel general, reforzándolo y adaptándolo a las necesidades defensivas de la época.
Durante el Gran Sitio de 1565, el fuerte desempeñó un papel crucial al resistir los ataques del Imperio Otomano. Su resistencia fue determinante para la supervivencia de la orden en la isla. Más adelante, en el siglo XVII, el ingeniero militar Carlos de Grunenbergh llevó a cabo una importante remodelación, dotándolo de nuevas baterías y estructuras defensivas que aún se conservan.
Tras siglos de dominio por parte de los Caballeros de la Orden de San Juan, el control de Malta cambió radicalmente a finales del siglo XVIII. En 1798, las tropas napoleónicas tomaron la isla durante su expedición a Egipto, pero su estancia fue breve. Los malteses, descontentos con la ocupación francesa, se rebelaron y, con ayuda británica, consiguieron expulsar a los invasores en 1800.
A partir de ese momento, Malta quedó bajo protectorado británico, y en 1814 fue oficialmente incorporada al Imperio Británico mediante el Tratado de París. El Fuerte San Angelo, como otras instalaciones militares de la isla, fue adaptado para servir a los intereses estratégicos del Reino Unido en el Mediterráneo.
Durante los siglos XIX y XX, los británicos utilizaron el fuerte principalmente como almacén y base naval, papel que mantuvo hasta bien entrada la Segunda Guerra Mundial, cuando volvió a tener una función defensiva destacada frente a los ataques del Eje.
Sería en ese momento, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el Fuerte de San Ángel volvió a ser escenario de enfrentamientos. Entre 1940 y 1943, sufrió 69 impactos directos durante los bombardeos, pero resistió, convirtiéndose en símbolo de la tenacidad maltesa frente a la adversidad.
Dentro del fuerte, se encuentran dos capillas históricas que merecen una visita. La Capilla de Santa Ana, construida alrededor de 1430 y ampliada en 1532 por los Caballeros de San Juan, fue utilizada como capilla privada por los Grandes Maestres hasta que la orden trasladó su sede a La Valeta en 1571.
Por otro lado, la Capilla de la Natividad de Nuestra Señora, esculpida en la roca en 1274, fue la primera parroquia de Vittoriosa y ha sido recientemente restaurada, recuperando su esplendor original .
Hoy en día, el Fuerte San Angelo está abierto al público (puedes encontrar aquí las entradas) y ofrece una experiencia inmersiva en la historia de Malta. Los visitantes pueden explorar sus murallas, bastiones y pasadizos, así como disfrutar de vistas panorámicas del Gran Puerto. Además, el fuerte alberga un centro de interpretación que narra su evolución a lo largo de los siglos, imprescindible para conocer de primera mano la isla.
Imágenes | Visit Malta
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