En París hay un un precioso jardín botánico, gratuito todo el año, que ni siquiera los parisinos conocen

Aunque hoy París es una ciudad repleta de espacios verdes hubo un tiempo en la que fue, casi con total seguridad, la urbe más insalubre del planeta.

En tiempos de la Revolución Francesa, París era una ciudad superpoblada, repleta de basura, con un saneamiento deficiente y que sufría todo tipo de epidemias.

En tiempos del Segundo Imperio, Napoleón III visitó Londres que, pese a haber sido una ciudad aún peor que París, había sido reconstruido casi por completo tras el gran incendio de 1666. Siguiendo los nuevos criterios ilustrados de un urbanismo que, por fin, tenía en cuenta la higiene de la población en sus trazados, el nuevo Londres dejó impresionado al emperador francés que, sin esperar a que la ciudad ardiera, decidió reformar París por completo.

El emperador confío la ingente tarea a Georges Eugène Haussmann, considerado el padre del urbanismo moderno, que diseñó la planificación urbana del París actual. Un modelo de grandes avenidas que se importó a muchas grandes ciudades de Europa como Barcelona o Madrid, que lo copiaron en sus ensanches.

Una de las obsesiones de Haussmann pasaba por dotar a la ciudad de suficientes espacios verdes, lo que llevó a que, entre 1852 y 1872 se plantaran 600.000 árboles en casi 20.000 hectáreas de bosques y jardines. Para lograrlo, Haussmann tuvo no solo que crear un servicio de parques y jardines, sino también formar a los nuevos jardineros.

Nació así la École Du Breuil, bautizada en honor a su primer director Alphonse Du Breuil, una de las más veteranas escuelas de jardineros y horticultores de Europa, que sigue funcionando como tal en el este de París. Situada dentro del conocido como Bosque de Vincenne, el mayor pulmón de la ciudad, la escuela cuenta con un enorme jardín botánico de 10 hectáreas, 5 de las cuales, desde 2013, están abiertas al público.

Un jardín desconocido

Aunque el jardín botánico de la École Du Breuil lleva más de una década abierto a todos los parisinos, lo cierto es que la mayoría desconoce siquiera su existencia. Y eso que es gratuito.

Al tratarse de un centro de formación en activo, se mantienen muchos espacios distintos, que configuran un recorrido por todas las grandes escuelas de la jardinería.

Hay una colección de plantas perennes, una rocalla –un tipo de jardín que evoca los ecosistemas de montaña–, un jardín inglés –de tipo pretendidamente salvaje–, una colección de plantas trepadoras, otra de bambú, varios invernaderos, un estanque con nenúfares y la que es, probablemente, la joya de la corona: una enorme rosaleda, situada frente a un edificio de los años 30.

Se puede llegar al jardín en bus o en tren –la parada más cercana es Joinville-le-Pont– y está abierto, siempre de forma gratuita, de 9 a 19 horas.

Imágenes | Limón

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