El joven considera que habían tardado tanto en traerle el aceite de oliva que había pedido, que ya no se merecían propina
Un nuevo caso de choque cultural entre dos formas de concebir las propinas está difundiéndose por redes tras captar una tensa escena en una terraza de Nueva York. La escena la protagonizan un chico europeo y el dueño del local, indignado porque el joven no le va a dejar propina a sus camareros. Sin achantarse, el muchacho deja bien claro el por qué de su decisión: el servicio no se lo merece.
Es un ejemplo más de por qué la problemática de las propinas genera tantos debates, además de confusiones, entre la cultura estadounidense y la europea. En España, por regla general, dejamos propina si estimamos que nos han tratado muy bien, si se lo han ganado, por así decirlo. Pero en el país americano dan por sentado que todo el mundo tiene que dejar propina, es una norma no escrita.
Se supone que así los empleados, los camareros básicamente, pueden alcanzar a ganarse la vida dignamente, porque los salarios de base son muy bajos. Pero esto implica, en teoría, que el servicio es impecable, servicial y atento, que es justamente lo que el turista europeo esperaba. En su opinión, tardaron tanto en llevarle el aceite de oliva que había pedido, que no se merecían recibir ninguna propina.
“Le estoy haciendo un favor”, explica el chico, firme en sus trece, "si dejo propina, sus empleados entenderán que pueden ser lentos. ¿Por qué debería dejar propina si el servicio no está a la altura?”.
Pero el propietario del restaurante no entiende la decisión, y compara la situación con el sistema europeo, señalando que en París o Florencia la propina está incluida en el tique. Y, según su lógica, si en Estados Unidos no está incluida en los precios de la carta, hay que pagarla aparte. Por ley no te pueden obligar, pero prepárate para recibir todo tipo de comentarios y malas reacciones si te niegas.
Es la discusión de nunca acabar y que jamás pondrá de acuerdo a los defensores y detractores de las propinas. Lo único defendible es intentar adaptarte a las costumbres del lugar que visitas, aunque parece que al chico europeo le supondría un enorme esfuerzo por renunciar a sus principios.
Imágenes | TikTok/@theeuropeankid
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