Un experimento casero que mezcla fruta y espresso y abre debate entre curiosidad, técnica y escepticismo cafetero
Internet tiene dos grandes pasiones: el café y los experimentos que empiezan con "¿y si…?" y terminan con gente opinando como si estuviera en la final de MasterChef. Lo último: intentar sacar un espresso a través de una fresa.
La idea la populariza la cuenta experimental Doctor Cafetera, centrada en contenido y accesorios para preparar espresso en casa. El planteamiento es simple y bastante loco: introducir fresa en el portafiltros para aromatizar la extracción.
Según el propio vídeo del experimento, el primer intento falla por una razón bastante lógica: la rodaja de fresa bloquea los agujeros del filtro. Dicho de otra manera: la fresa hace de tapón, y el café protesta y sale como un puré como puede.
En el segundo intento, la solución es más fina: congelar la fresa y rallarla para mezclarla mejor con el café molido. Así, la extracción sale adelante, aunque el creador reconoce que hay canalizaciones, algo que en espresso suele ser sinónimo de que, ciertamente, podría estar mejor.
Ligero toque
Lo curioso es el resultado sensorial: a simple vista parece un café normal, pero al probarlo aparece un toque ligero a fresa. No es un batido rosa ni un postre, sino un matiz, casi como cuando una cáscara cítrica se cuela en la taza sin pedir permiso.
Pero el tema no es este experimento de laboratorio: casi 200.000 reproducciones y otras tantas cifras de comentarios, guardados y comparticiones ponen de relieve el interés que despierta la experimentación en redes.
Los comentarios, lo mejor
Como siempre, lo que no tiene desprecio son los comentarios: "Eso es un esfresso", dice uno, a lo que otro responde que se trata de im "mesfresso". También hay quienes protestan por querer cambiarle el sabor al café e invitan al creador a tratar de hacer con una pieza de pollo.
Otros cuestionan lo evidente: "Le pone una fresa. ¿Cómo sabrá? Hmm tiene un ligero sabor a fresa", dice uno, mientras que otros tantos vacilan asegurando que esperaban un sabor a piña o a mango.
También están los constructivos, que intentan aportar y le recomiendan otras ideas, como deshidratar las fresas y molerlas para que el sabor se integre mejor, o los que le aconsejan mejor usar modelos de cafetera italana.
Sea como sea, no se trata de una idea para repetir a diario, salvo que el desayuno también incluya ganas de vivir intensamente. Pero como experimento enseña algo útil: el espresso es extremadamente sensible a cualquier cambio en la cama de café (molienda, humedad, distribución) y por eso cualquier “extra” puede estropearlo o abrir una puerta a otra dimensión.
Si alguien quiere probarlo en casa, el consejo sensato sería el mismo de cualquier invento viral: poca cantidad, higiene máxima (la fruta en contacto con piezas que luego quedan húmedas no es un detalle menor) y sabe que, sobre todo, lo que uno se lleva es una historia para contar.
Foto | @doctor.cafetera/Tik Tok
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