Es uno de los productos estrella de las huertas de nuestro país, pero a pesar de su éxito no hay uno que tenga este grado de protección europeo
Desde que cruzó el Atlántico en el siglo XVI, el tomate no ha dejado de ganarse un lugar en la mesa europea. Primero fue curiosidad botánica; luego ingrediente cotidiano. Hoy vertebra salsas, sofritos y ensaladas, y brilla con luz propia en la cocina mediterránea, donde el cultivo encuentra su mejor cara al final del verano. Sol abundante, agua medida y manos expertas: esa es la ecuación de su éxito.
Pero una cosa es la fama y otra, la protección jurídica. En toda la Unión Europea solo tres tomates disfrutan de Denominación de Origen Protegida (DOP), el sello que acredita un vínculo fortísimo con un territorio y sus métodos. Dos están en Italia y el tercero en Grecia. Ninguno es español.
Pomodoro San Marzano dell’Agro Sarnese-Nocerino DOP
El San Marzano es el rey de los pelati: alargado, de carne densa, poca semilla y acidez equilibrada. Su zona de producción se ciñe al Agro Sarnese-Nocerino, entre Nápoles y Salerno. La DOP —registrada en 1996— protege el cultivo y también el procesado (pelado y enlatado) bajo especificación, para que el consumidor reciba el perfil organoléptico que lo ha hecho célebre en la salsa y la pizza. ¿La clave? Suelo volcánico-aluvial, maduración lenta y cosecha escalonada que fija sabor sin exceso de agua.
Pomodorino del Piennolo del Vesuvio DOP (Campania, Italia)
Aquí el territorio no es telón de fondo: es protagonista. En las laderas del Vesubio se cultivan pequeños tomates con pico y piel firme que se cuelgan en ristras (al piennolo) para conservarse de forma natural hasta el invierno sin perder carácter. La DOP, otorgada en 2009, fija las variedades locales, el cultivo en campo (tutorado) y las formas comerciales: fresco, en ristras o en conserva tradicional (pacchetelle). El resultado es un tomate intenso, dulce-ácido, con textura casi crujiente y una memoria gustativa netamente vesubiana.
Τοματάκι Σαντορίνης / Tomataki Santorinis DOP (Cícladas, Grecia)
Minúsculo en tamaño, enorme en identidad. Este cherry de Santorini crece en suelos de ceniza y piedra pómez, con agricultura de secano que tira de rocío y humedad ambiental. De ahí su alto contenido en sólidos solubles (7–10 ºBrix), acidez viva y una pulpa poco acuosa que concentra aromas. La DOP (registrada en 2013) blinda ese binomio terruño-saber hacer: semillas seleccionadas en la isla, cultivo y envasado dentro del área para evitar pérdidas de calidad y fraudes.
¿Y el caso español?
En España hay tomates de mucho prestigio —del Rosa de Barbastro al feo de Tudela, pasando por las tomatas de penjar—, pero hoy ninguno cuenta con DOP. La figura más cercana es la IGP Tomate La Cañada-Níjar, en Almería, que reconoce reputación y origen, aunque con un vínculo jurídico menos exigente que la DOP (esta última obliga a que todas las fases —producción, transformación y elaboración— se realicen en la zona).
Imágenes | Nomikos Estate / Sapori Nostri / Mutti Parma / Freepik
En DAP | Tomate frito
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