Si te gustan los huevos rellenos y el toque de la gilda, el truco del restaurante Fisgón te gustará para unir los dos mundos

El punto ácido y ligeramente picante de los encurtidos le va de maravilla a este tipo de preparaciones

Jaime de las Heras

Editor Senior

Los huevos rellenos son, sin lugar a dudas, una de las recetas más simples y resolutivas de la cocina española. Con apenas unos ingredientes básicos, se pueden transformar en un aperitivo sabroso y vistoso que sirve tanto para una comida improvisada como para una celebración más formal

Cocer unos huevos, pelarlos y cortarlos por la mitad ya supone gran parte del trabajo. Luego, solo hay que extraer las yemas, mezclarlas con mayonesa y añadir al gusto otros ingredientes como un poco de tomate frito, algo de ketchup, encurtidos o alguna conserva de pescado, para tener lista una bandeja de entrantes que puede alimentar a un regimiento.

Gracias a esta sencillez, los huevos rellenos han sobrevivido como un clásico en muchas casas y continúan siendo uno de esos recursos infalibles, especialmente en épocas festivas como la Navidad. 

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Aportan color, se preparan con antelación y no exigen demasiada técnica. Pero como ocurre con muchas recetas tradicionales, hay quienes buscan ir un paso más allá, jugar con los sabores e introducir un pequeño giro que eleve el plato sin traicionar su esencia.

Eso es exactamente lo que han hecho en el restaurante Fisgón, muy cerca del Paseo de la Castellana madrileño. Allí los cocineros Charlie Monge y Néstor López han decidido fusionar el mundo del huevo relleno con el carácter inconfundible de una de las banderillas más queridas del tapeo vasco: la gilda. 

Nacida en San Sebastián, la gilda es una combinación vibrante y salada de anchoa, aceituna y piparra, que ofrece un equilibrio perfecto entre lo picante, lo salino y lo ácido. Al unirla con la estructura sencilla del huevo relleno, los cocineros del Fisgón han conseguido una receta que no solo sorprende, sino que también respeta las raíces populares de ambos bocados.

El huevo gildero de Fisgón.

Ellos la llaman huevos gilderos. Un nombre que ya anticipa lo que uno puede esperar: un huevo relleno con el alma y la chispa de una gilda. La preparación, como ocurre con muchas ideas geniales, no tiene mayor misterio. Se parte, como siempre, de huevos cocidos. Una vez pelados y cortados por la mitad, hacen una mayonesa clásica.

Pero es en ese momento donde la receta se bifurca de la tradicional. En lugar de limitarse a mezclar la yema con mayonesa, en el Fisgón integran también los ingredientes clave de la gilda como la piparra y la aceituna verde, que se trituran en la mezcla, aportando todo su sabor. 

Esta emulsión, llena de matices y con un punto punzante, se convierte en el relleno de los huevos. Finalmente, para rematar y dar un guiño visual al origen del plato, cada mitad se corona con un poco más de piparra picada, yema de huevo y un trocito de anchoa.

Imágenes | Fisgón

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