Vino de la Tierra de Cangas. Algo está cambiando

Con el Vino de la Tierra de Cangas mantengo una relación de amor-odio que parece que no tiene fin, y, curiosamente, aquí, en Asturias, son muchas las personas que comparten mi opinión sobre el caldo que se elabora a orillas del río Narcea.

Vino de Cangas se lleva haciendo toda la vida, ocurre, que durante mucho tiempo quedó relegado a un segundo plano, como una rareza de escaso valor enológico elaborado casi exclusivamente para el consumo doméstico, fue en la época en la que la industria minera era el motor de la zona.

Con la depresión minera a finales del siglo pasado, la falta del trabajo hizo que se volviera la vista hacia otras fuentes de ingresos, la agricultura, y concretamente la elaboración de vino era una opción a tener en cuenta, más si cabe por el impulso en forma de inversiones y fondos provenientes tanto de arcas europeas como autonómicas para reactivar un motor que llevaba mucho tiempo parado. Las ayudas no eran sólo en forma de fondos económicos si no también como formación, asesoramiento y también de promoción del producto.

Pasado

El primer problema que nos encontramos fue, que se puso el carro delante de los bueyes. En Asturias había un grupo de profesionales de la hostelería (perdónenme la inmodestia, pero entre los cuales me incluyo) ávidos de poder vender a los clientes nuestro producto, nuestro vino. Teníamos ganas de acompañar nuestra gastronomía del vino de nuestra tierra, queríamos poder recomendarlo.

Pero lo que nos encontramos fue una gran burbuja, un vino que no presentaba ninguna característica reseñable, nada que lo hiciera especial, un producto plano, al que se le había dado un exceso de promoción, que, lo único que consiguió, fue acentuar más la sensación de que nos sintiéramos defraudados.

El segundo problema al que nos enfrentamos fue el alto precio de la botella del vino de Cangas, cometimos (cometí) el grave error de compararlo con otros zonas vinícolas, con lo que, el vino de Cangas salía muy mal parado. El resultado es que nos quedamos sin argumentos para promocionar el vino de Cangas como complemento gastronómico regional, abriendo con ello una brecha entre hostelería y viticultura regional que aún continúa supurando.

Todas estas cuestiones supongo que han sido las que hacen que el vino de Cangas sea más reconocido y respetado fuera de nuestras fronteras que en su propia tierra y, verdaderamente, en el mercado exterior tiene un importante nicho de ventas propulsado también por la importante presencia en el extranjero de núcleos familiares con raíces astures deseosos de productos que ayuden a acercar un poco más el recuerdo de la patria chica.

Un vistazo a…
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Presente

Pero el paso del tiempo ha dado la razón a los productores de vino. A día de hoy, y a las puertas de la Denominación de Origen para el vino de Cangas, se tiene la sensación de encontrarse aún a medio camino, pero un camino realizado con paso firme.

El respeto por las variedades autóctonas, la promoción de la albarín blanco, la verdejo negro y la carrasquín, junto con la presencia de la vecina mencía muestran un producto con personalidad, mejorable sí, pero que sabe hacia donde camina, sabe apartarse de las modas para encontrar su hueco en el mercado, sabe caminar con humildad para continuar mejorando y lo más importante, se va a ganar el respeto necesario en un país que entiende mucho de vinos.

En cuanto a los precios ligeramente elevados, basta darse una vuelta por los viñedos de la Tierra de Cangas para comprender que no queda más remedio que asumirlo, viñedos pequeños pertrechados en salientes montañosos, con imposibilidad de mecanización para aliviar la ardua tarea de cultivo y vendimiado. En esas condiciones, arrancar la producción a la tierra resulta bastante más caro que en otras zonas de orografía más suave. Sin contar también que la industria vinícola en la zona no cuenta con un pasado con el que amortizar los gastos derivados de la elaboración del vino. Todo es nuevo y todo es caro.

Futuro

De un vistazo queda retratado la cara y la cruz del viñedo de Cangas, el pasado, el presente y el futuro confluyen en un mismo camino. El presente son esos viñedos de cepas autóctonas centenarias colgando de las laderas de las montañas, orientadas todas al sur para arañar al máximo posible las beneficiosas horas de insolación, el pasado es la recolección manual de la uva en un paisaje que no varía con el paso del tiempo, y el futuro son las actuales técnicas de vinificación empleadas en las modernas bodegas de la zona.

El resultado es el flamante vino de Cangas, sí, es verdad que por el mismo precio se puede comprar vino de la Rioja de mejor calidad, pero... ya no sería vino de Cangas.

Foto aromadelimon l parquenarceano

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