
De día parece una más, pero el dondiego de noche brilla cuando cae el sol. Y es muy fácil de tener en casa
Su nombre parece salido de un libro de aventuras. Pero el dondiego de noche no tiene nada de exótico ni de imposible: crece como quiere, donde quiere, y con una floración que pocos esperan. Eso sí, siempre espera al anochecer para lucirse.
En un mundo donde todo se valora por su rendimiento inmediato, esta planta, de nombre Mirabilis jalapa, hace las cosas a su ritmo. No da flores a cualquier hora. El espectáculo empieza cuando el sol se esconde. Algo así como los clubes secretos de las plantas.
Tal vez por eso muchos la ignoran. Porque durante el día parece una más. Pero quien se detiene a observarla al atardecer, descubre que su espectacular floración nocturna es una promesa cumplida cada noche.
A resguardo del viento
Además, es resistente, fácil de cuidar y crece con muy pocos mimos. Ideal para quienes olvidan regar o no tienen vocación de jardinero constante. Lo único que pide es luz, aunque sea indirecta, y cierta protección del viento.
Lo más curioso: sus semillas germinan con facilidad, incluso donde otras se rinden. Eso la convierte en una especie casi invasora si no se controla, pero también en un recurso ideal para espacios que necesitan verde rápido.
Fiesta de noche
Su aroma nocturno atrae polinizadores, mariposas y hasta algún que otro insecto curioso. Pero lejos de ser una molestia, se convierte en una invitación a observar la vida nocturna del jardín.
Se adapta tanto a maceta como a jardín, y no necesita grandes tierras. Eso sí, conviene podarla si se desmadra, porque puede ocupar más espacio del esperado.
Así que si alguien busca una planta que dé conversación y flores sin pedir mucho a cambio, el dondiego es una apuesta segura. Y si además aprecia lo que florece cuando los demás duermen, mejor aún.
Foto | Samer Daboul y Yusuf Timur Çelik
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