Este truco para darle al café un aroma delicioso es tan fácil que no sé por qué no lo hace más gente

Un pequeño gesto puede darle un aroma diferente a tu café de la mañana en apenas un minuto

Liliana Fuchs

Editor

Para el primer café de la mañana sigo fiel al ritual de la cafetera italiana, la moka de toda la vida que el señor Bialetti regaló al mundo. Reconozco que soy perezosa a esas horas y compro el café ya molido, lo que hace que pierda aroma con el tiempo. Pero me gusta jugar dándole un toque especial y diferente según me apetece recurriendo a algo tan obvio como el cajón de las especias.

Y no hablo de echar directamente sobre la taza de café ya servido un poco de canela molida, como te suelen dejar hacer a tu libre albedrío en sitios como Starbucks, sino a aromatizar la infusión desde dentro. Es  un truco tan fácil que llevo usando tanto tiempo que me sorprende cuando lo comento entre familiares y amigos como si les estuviera descubriendo América.

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Es tan fácil como añadir un poco de especias al cacillo de la cafetera, al embudo que colocamos encima del depósito inferior donde se coloca el agua —que deberíamos echar caliente—. Recuerda que el café molido para una cafetera italiana no hay que compactarlo como en la expreso porque jugamos con presiones diferentes.

Qué especias elegir y en qué cantidades ya depende del gusto de cada cual. Yo lo hago a ojo, normalmente con una mezcla de canela molida, jengibre y un toque de pimienta de Jamaica, nuez moscada o cardamomo, por ejemplo. Otras veces me canso de la canela y pongo un par de clavos de olor, o añado regaliz, ralladura de naranja, un anís estrellado... También recurro a las mezclas ya elaboradas, las típicas especias para pan de especias, tarta de zanahoria o pumpkin spice latte. Un poco de cacao puro en polvo tampoco le va nada mal.

Se remueve bien con cuidado —un tenedor pequeño es útil para ello— y se añade más café si hace falta para terminar de llenar el depósito, y listo. El aroma ya debería notarse en el ambiente en cuanto el café salga y la cafetera emita su característico sonido.

No se trata de robar todo el protagonismo al sabor del café, sino de darle un aroma distinto y especial para ir variando. También podemos jugar con la mezcla de especias según con lo que vayamos a acompañar la taza. Este truco es además ideal si nuestro café molido no tiene mucha calidad o lleva tiempo ya abierto y ha perdido fuerza aromática.

Imagen portada | freepik

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