Dietas Ancestrales. La paradoja esquimal. Mucha grasa y poca verdura


Si hay una dieta ancestral que desafía el pensamiento convencional en el tema de la nutrición, esa es la dieta de los esquimales. Por razones obvias, no comen 5 raciones de verdura y fruta diarias, y es bastante probable que no beban dos litros de agua al día. Por contra, comen gran cantidad de grasas (hasta un 75% de sus calorías), proteínas y los hidratos de carbono se reducen al 2% del total de calorías. Sin embargo, las poblaciones esquimales están libres de la mayoría de los problemas que aquejan a gran parte de la población mundial.

A pesar de tener caras “gorditas”, su índice de grasa corporal es más bajo que la media de otros países. De hecho, esa carita hinchada, corresponde a una adaptación al frío, ya que es su parte del cuerpo que más expuesta se encuentra al frío polar. Prácticamente se desconocen casos de esquimales muertos de infarto, y tampoco muestran síntomas de caries o problemas dentales. Siempre claro está, hablemos de poblaciones esquimales que sigan viviendo como sus antepasados, que cada vez son menos.

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¿Están adaptados a comer de otra forma? Para nada. De hecho, uno de los problemas que tienen aquellos esquimales que se han occidentalizado, y que por tanto, han adoptado costumbres nutritivas distintas, es que en una misma generación, empiezan a tener problemas de obesidad, caries y problemas cardiovasculares.

¿Qué comen los esquimales?


Básicamente, carnes de pescados, focas, ballenas, y sobre todo sus grasas. Uno de los graves problemas con las dietas basadas en una alta proporción de proteínas, es que si no se acompañan de suficiente cantidad de grasas, se vuelven tóxicas. Se produce un fenómeno conocido como intoxicación por proteínas o rabbit starvation, principalmente debido a la poca grasa de la carne de conejo y sobre todo a la falta de ácidos grasos esenciales.

Bien lo saben los exploradores británicos, que se alimentaron de forma prácticamente exclusiva de carne de conejo durante sus expediciones polares. De hecho, además de sufrir intoxicaciones por proteínas, también sufrieron escorbuto por falta de vitamina C. Pero, ¿por qué los esquimales no tienen deficiencia de vitamina C?

Los esquimales, a través de muchas generaciones, parece que aprendieron la lección. Uno de los trucos que utilizan para conseguir vitamina C es comer carne cruda. La carne también tiene vitamina C, pero al cocinarla se pierde. Nosotros, no tenemos problema porque tenemos fácil acceso a verduras y frutas, pero los esquimales, optaron por no cocinar ciertos alimentos y conseguir así su ración de vitamina C.

Por cierto, que el que sí aprendió la lección fue Vilhjalmur Stefansson quien convivió y comió lo mismo que los esquimales durante mucho tiempo y más tarde, logró reproducir su dieta bajo un estricto control médico. Sus experiencias, le llevaron a escribir un libro titulado “Cancer, Disease of Civilization”, donde recogió su experiencia.

La dieta ancestral de los esquimales está libre de una gran parte de los antinutrientes que son tan comunes en nuestras dietas. Sus grasas son saludables y tienen, debido a su origen marino, un elevado porcentaje de ácidos grasos omega-3 y además su ingesta de ácidos omega-6, es muy baja, comparada con la nuestra. Como vimos, en este post, este ratio es importante.

Además, las grasas de foca y de ballena también tienen una elevada proporción de vitaminas liposolubles. En concretos vitaminas A, D y E. Pero ¿cómo consiguen el resto de nutrientes que nosotros ingerimos a través de los vegetales u otras fuentes?

Pues porque también consumen gran cantidad de órganos. En concreto hígado de foca y vísceras de otros animales. Las vísceras tienen una gran cantidad de nutrientes por unidad y por tanto, les permite acceder de una forma sencilla a micronutrientes que de otra forma serían imposibles de obtener.

Otra pregunta interesante es, ¿cómo puede ser que su alto consumo de grasas no les afecte y que engorden?

Sería razonable pensar que las “queman” y que por tanto, no hay tiempo para que se acumulen. Puesto que hace frío, su metabolismo se acelera y esto evita que engorden. Además, tienen una vida más activa que la nuestra. Esto podría ser una explicación, pero solo en parte. ¿Por qué los esquimales que cambian de dieta a una más occidental no queman esas otras calorías? Es decir, por qué si comen otras dietas, no queman esas calorías de la misma forma. Se complica el asunto. Obviamente, al cambio de dieta también lleva consigo un cambio a costumbres más sedentarias. De hecho, muchos inuit dependen de los cargamentos de comida que les llevan por avión, y han dejado de cazar.

¿Qué nos dice su dieta?


Para empezar su estudio es interesante desde el punto de vista antropológico porque durante millones de años, muchos de nuestros antepasados, vivieron en condiciones climáticas similares durante las grandes glaciaciones. En ese periodo, es muy probable que el acceso continuado a verduras, frutas y vegetales fuera muy limitado, y puede que solo se limitara a tubérculos y raíces. Por tanto, la dieta esquimal, bien podría derivar o ser muy similar a la dieta que nuestros abuelitos de Atapuerca tuvieron durante mucho tiempo.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es que, no necesariamente una dieta alta en grasas y baja en hidratos, tiene por qué ser perjudicial. Pero hay que hacer una salvedad. Si a alguno de nosotros se nos ocurriera ponernos hacer esta dieta tendríamos un problema. No porque no estemos adaptados, ya que hay exploradores como Stefansson que han comido como los esquimales y se han mantenido durante muchos años perfectamente sanos. El problema es que en nuestra sociedad, tener acceso a la calidad nutricional de alimentos que pueden tener los esquimales es muy complicado.

El pescado que compramos es probable que contenga metales pesados, es poco factible comer a diario grasa de ballena, o hígado de pescado, y además, nos obligaría a cambiar unos hábitos alimentarios con los que llevamos conviviendo muchos años.

Sin embargo, sí que puede ser interesante fijarnos en algunos detalles que podemos incorporar en nuestra nutrición. Por ejemplo, el consumo de grasa de pescado saludable, de pescado rico en omega-3 o de patés de hígado de pescado, que por cierto, están buenísimos. No es una dieta para todos los días, pero sí para aprender algunos detalles interesantes de ella.

Imagen vía | Por (maty), Por nick_russill, AUTOR
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