“Dar cera, pulir cera” ¿Quién no recuerda esta frase de la película “Kárate Kid“? El maestro Miyagi, trataba de enseñar a sus pupilo los secretos del Kárate, y de paso arreglarse la valla de su chalecito. Según la película, el Maestro Miyagi era de Okinawa, lugar de una de las más cruentas batallas de la segunda guerra mundial (la cuarte parte de su población civil murió en esa batalla), cuna del Kárate y también, uno de los lugares del mundo con mayor número de centenarios, ¿tendrá algo que ver la dieta? Veamos.
Composición de la dieta en Okinawa
Todos sabemos que los japoneses son una de las poblaciones más longevas del mundo. Su dieta se basa en arroz, pescados, soja fermentada, verduras… Pues aunque parezca increíble la longevidad de los habitantes de Okinawa supera a los japoneses. Hasta cinco veces más centenarios viven en Okinawa en proporción que en Japón, ¿qué les hace diferentes?
Un factor es la dieta. Por ejemplo, su consumo de arroz es menor que en Japón (un 20% menos) que sustituyen una especie de patata, así como su consumo de azúcar (sólo un 25% comparado con Japón) y un 75% menos de productos derivados de granos y cereales. Por el contrario su consumo de vegetales es un 300% superior, y su elección de verduras tiene los colores del arco iris. Su ingesta de proteínas es sobre todo de origen marino, de pescados y mariscos, aunque también consumen cerdo (incluyendo vísceras). Curiosamente, para cocinar suelen utilizar la manteca de cerdo. Sin embargo el consumo de cerdo se suele reservar para ocasiones especiales. También incorporan proteínas de soja fermentada como el tofu.
¿Qué conclusiones podemos sacar? Para empezar que su dieta es alta en nutrientes y baja en calorías. En mi opinión es un ajuste natural del organismo. Una vez que has aumentado los nutrientes en tu dieta, tu sensación de hambre, tu ansia por comer más se ve mitigada y esto conlleva que necesites menos calorías. La dieta de Okinawa es muy rica en nutrientes y micronutrientes, sobre todo por sus variedad de vegetales, y porque las proteínas que ingieren, al ser de origen marino, tienen elementos traza que no son fáciles de encontrar en nuestras dietas occidentales.
La huerta, los amigos y el estrés
Muchos de los habitantes de Okinawa cultivan o pescan su propia comida. El mantenimiento de un huerto propio les hace disponer de unos alimentos libres de pesticidas, abonos y les hace consumir de forma natural, productos de temporada. Pero además, el huerto, es una excelente forma de mantener activos a sus ciudadores. Muchos de los habitantes centenarios siguen cuidando de sus huertos a diario.
Además, los huertos permiten cultivar el yuimaru, o “círculo de relaciones”. Si algo distingue a sus habitantes es que todos tienen una excelente vida social. Más allá de la dieta, muchos de ellos conservan sus amistades de “toda la vida”, hasta el día que mueren. Dieta y sociedad se unen.
Y esto os va a encantar. En Okinawa, las siestas de 2 o 3 horas suelen ser habituales. Si no nos dejáramos llevar por el ritmo de vida tan estresante que nos hemos impuesto, la querencia natural que tenemos como especie, sería descansar más. Y es justo ese descanso el que nos permite asimilar mejor lo que comemos. Cuando estamos estresados, nuestros niveles de cortisol se disparan, y eso tiene unas consecuencias sobre nuestro metabolismo. En concreto, los niveles altos de cortisol disparan nuestra respuesta evolutiva de huir o luchar. En ese momento, se libera glucosa en sangre, para proporcionar la energía necesaria para estas acciones.
¿Qué ocurre hoy en día? Que tenemos un constante nivel de estrés y que luchamos o huimos poco (en el buen sentido).
Curiosamente, elevados niveles de cortisol, limitan la producción de andrógenos y testosterona (hormonas anabólicas o constructoras), ¿sabéis cuáles es su precursor? La DHEA. Este precursor tiene un máximo a los 20 años, pero a medida que vamos envejeciendo vamos teniendo menos. Los ancianos de Okinawa, a diferencia de otros, tienen unos elevados niveles de DHEA. Por cierto, si alguna vez te has preguntado por qué el estrés afecta a tu sexo, aquí tienes una respuesta. Mucho cortisol implica menos testosterona y por tanto menos ganas.
¿Qué nos dice todo esto? Para empezar que su nivel de estrés y de cortisol es bajo, lo cual hace que tengan un nivel alto de DHAE. Esto hace que tengan, niveles óptimos de unas hormonas clave en la vitalidad. Además tienen una nutrición muy densa que les hace ingerir menos calorías. Resultado, bajas tasas de obesidad y elevadas de longevidad.
No son “genéticamente” especiales
En los años 30 algunos habitantes de Okinawa fueron trasladados a trabajar en las plantaciones de caucho de Brasil. Como os podéis imaginar la dieta en esas condiciones poco tenía que ver con su dieta ancestral. El resultado es que en una sola generación su esperanza de vida bajó nada menos que ¡17 años!
Por tanto, no es una cuestión solo de genética. No es que los habitantes de Okinawa sean más longevos, sino que todos podríamos serlo. De hecho, Okinawa es sede de una base militar americana, desde hace muchos años, y poco a poco, la cultura de la comida rápida ha ido calando entre su población más joven. Curiosamente, ahora se encuentran con una situación, en la que tienen una población anciana relativamente sana, mientras que la población más joven tiene problemas de obesidad, hipertensión, diabetes, etc…
No se trata solo de llegar a los 100 años, sino de llegar lúcido y con facultades a edades avanzadas. Desde luego, la lección magistral de los abuelos de Okinawa, nos señala un posible camino.
Por último, tengo el verdadero placer de presentaros al genuino señor Miyagi.
Imagen vía | Por N.kimy, Por Ricymar Fine Art Photography, Por ysn0706
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