Jaime de las Heras
Editor SeniorDesde que el pasado 28 de noviembre se descubriera el primer jabalí muerto infectado por peste porcina africana en Cerdanyola del Vallès, la inquietud se ha extendido como un reguero de pólvora por todo el sector agroalimentario español. Aunque este virus no representa peligro alguno para el ser humano, su alto nivel de contagio y letalidad en cerdos y jabalíes amenaza con poner en jaque una de las industrias más sólidas del país.
España genera anualmente unos 9.000 millones de euros solo en exportaciones de productos porcinos, principalmente hacia la Unión Europea, aunque también a destinos clave como China, donde las ventas alcanzan los 1.000 millones de euros.
Por ahora, China y otros socios comerciales, principalmente de la Unión Europea, han aceptado tratar el brote como un caso regional, lo que permite continuar las exportaciones desde otras zonas del país. Sin embargo, la mayor parte de países americanos, Rusia, Sudáfrica y algunos países del Sudeste asiático, así como Corea y Japón, han optado por cerrar completamente sus puertas a la carne de cerdo española.
A día de hoy, no se ha podido identificar con certeza el origen del brote. Las autoridades investigan varias hipótesis: desde la posible entrada del virus a través de alimentos contaminados hasta la implicación de fauna salvaje. Una de las teorías más delicadas apunta al centro de investigación en sanidad animal IRTA-CReSA, ubicado en Bellaterra, muy próximo al lugar donde apareció el primer jabalí infectado.
En estas instalaciones se estaban realizando ensayos con el virus de la peste porcina africana, lo que ha levantado todo tipo de sospechas y ha obligado a iniciar una auditoría interna y externa sobre los protocolos de bioseguridad aplicados.
La Generalitat de Cataluña, que había establecido un doble perímetro de seguridad alrededor del foco, ha anunciado que flexibilizará parte de las restricciones a partir del lunes 15 de diciembre. Se mantiene cerrada a toda actividad la zona comprendida en un radio de seis kilómetros desde el epicentro del brote.
El perímetro de seis kilómetros inicial se mantiene
Pero entre los seis y los veinte kilómetros, se permitirá de nuevo el acceso de personas, aunque bajo vigilancia y con ciertas limitaciones. Esta relajación afecta a 12 municipios que han permanecido con restricciones totales desde que estalló la crisis sanitaria.
Oscar Ordeig, conseller de Agricultura y Ganadería, ha reconocido públicamente que, dos semanas después del hallazgo inicial, aún no hay una explicación clara sobre cómo comenzó todo. Pidió prudencia y dejó claro que hay múltiples líneas de investigación abiertas. Mientras tanto, el número de jabalíes detectados con la enfermedad asciende ya a 16, todos ellos en el término municipal de Cerdanyola del Vallès. El último parte del Ministerio de Agricultura confirma que los análisis realizados por el laboratorio de Algete han identificado tres nuevos casos positivos.
A pesar del nerviosismo creciente, las 55 explotaciones ganaderas situadas dentro de la zona afectada están siendo inspeccionadas con frecuencia. De momento, no se han encontrado ni síntomas clínicos ni lesiones que hagan pensar en una transmisión del virus al ganado doméstico. Aun así, los controles veterinarios se mantienen y se ha reforzado la supervisión de las medidas de bioseguridad implementadas por los productores locales.
Dentro del perímetro más cercano al brote, se han instalado barreras físicas para impedir que los jabalíes escapen y potencialmente propaguen la enfermedad a nuevas áreas. Además, el Govern ha ordenado una intensificación de las capturas, con el objetivo de eliminar completamente la presencia de jabalíes en esa franja de terreno. La idea es clara: cortar de raíz cualquier posibilidad de expansión del virus.
Aún se desconoce el origen del brote
También se ha constituido un comité auditor para investigar al laboratorio IRTA-CReSA. Está compuesto por seis expertos, de los cuales cuatro son externos al centro. Su misión es revisar en detalle los protocolos de biocontención, registros de trabajo y rutinas aplicadas en la manipulación del virus. A esa investigación se sumarán tres especialistas internacionales enviados por la Unión Europea. Todas las conclusiones se remitirán posteriormente al Ministerio de Agricultura para que se tomen decisiones conjuntas con la Generalitat.
Mientras tanto, se ha identificado esta variante del virus como el brote número 29. Se trata de una cepa que guarda relación genética con la variante descubierta en Georgia en el año 2007. Un virus especialmente virulento, cuya trazabilidad se complica por la cantidad de posibles vías de transmisión.
El conseller Ordeig ha insistido en que la prioridad de la Generalitat es doble: contener el brote y restablecer lo antes posible los flujos comerciales. La reapertura de mercados internacionales depende en buena medida de demostrar que la situación está bajo control.
Por ahora, el mensaje que transmiten las autoridades catalanas es de cautela, pero también de compromiso con la transparencia y con el trabajo técnico. La próxima semana se espera contar con los primeros informes de los expertos, que deberían arrojar algo de luz sobre una crisis que, por ahora, deja muchas más preguntas que respuestas.
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