Joana Costa
EditorLos baños suelen ser los grandes olvidados de la vivienda hasta que un día dejan de funcionar, visual o prácticamente. No obstante, muchas de las reformas que más impactan en este espacio no requieren presupuestos desorbitados ni remodelaciones eternas, sino decisiones quirúrgicas que renuevan la experiencia diaria.
La experta señalaba que cambiar revestimientos y sanitarios sigue siendo el gesto más inmediato para que un baño viejo parezca recién estrenado. Azulejos claros, porcelánicos grandes o piedra natural tratada aportan una sensación de limpieza y amplitud que ninguna pintura consigue imitar. Eso sí, advertía que el microcemento, aunque tentador por su estética continua, resulta demasiado delicado para la humedad constante.
Otro punto clave es la luz. Cuando un baño tiene ventana, hay que aprovecharla al máximo, evitando cortinas que resten claridad. En los baños interiores, la iluminación LED cálida es la herramienta más eficaz para imitar la luz natural y evitar ese efecto de cuarto sin vida que surge con luces frías o mal distribuidas.
Así lo ha explicado, a la revista Interiores la interiorista Laura Martínez, que señala que uno de los secretos para el gran cambio de distribución pasa por sustituir la bañera por una ducha. "Quitar la bañera y poner una ducha es la reforma con más impacto en el baño", subraya.
Más espacio visual
La interiorista lo definía como la reforma con más impacto, especialmente en baños pequeños. Se gana comodidad, seguridad y, sobre todo, espacio visual. Una ducha bien planteada, con mampara transparente y platos continuos, despeja la zona y moderniza el conjunto en cuestión de horas.
A nivel práctico, es una buena opción apostar por muebles suspendidos, que aligeran la estancia y facilitan la limpieza. También se recomiendan los espejos sin marco, mamparas discretas y una paleta de tonos suaves que transmita calma. El baño no es solo un espacio funcional: es el lugar donde empieza y termina el día.
Los detalles suman
Los detalles emocionales también cuentan. Textiles suaves, toallas coordinadas, una alfombra mullida o incluso una vela bien colocada transforman el ambiente sin tocar ni una baldosa. Son gestos pequeños, pero capaces de convertir un baño frío en un rincón acogedor.
Para quienes solo puedan asumir una única intervención, la recomendación más rotunda de la interiorista pasa por renovar la ducha. Es el elemento más utilizado y el que más condiciona la percepción del espacio. Cambiarla mejora la comodidad, la estética y la sensación de orden en una sola decisión.
Al final, este enfoque resume una idea sencilla: no hace falta una reforma integral para tener un baño más moderno y amable, sino elegir bien qué tocar y qué dejar estar. Y ahí, según los expertos consultados, la ducha, la luz y los materiales son los tres pilares que más transforman sin complicaciones.
Foto | Joana Costa / Pexels
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