24 horas en Alcalá de Henares, una escapada madrileña entre restos romanos, Cervantes y legado universitario Patrimonio de la Humanidad

De costrada, literatura, muchos estudiantes, historia por los cuatro costados… Una ciudad para caminar y recorrer una y otra vez

Jaime de las Heras

Editor Senior

Pocas ciudades en España pueden presumir de reunir en su reducido perímetro tanto legado histórico y cultural como Alcalá de Henares. En esta ciudad madrileña confluyen, de manera sorprendente, los vestigios de una antigua urbe romana, los muros medievales que custodiaron su repoblación, la impronta humanista de una de las primeras universidades del país y el orgullo de ser la cuna de Miguel de Cervantes, el autor más universal de nuestras letras. 

Como si todo ello no bastara, la ciudad fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998, reconocimiento que consagró su valor excepcional como ejemplo vivo de ciudad universitaria y humanista.

Alcalá se asienta en el valle medio del Henares, al este de Madrid, y su historia se remonta a la Complutum romana, una ciudad que prosperó junto a la calzada que unía Mérida con Zaragoza. De aquella época se conservan restos arqueológicos notables, como el foro, las termas y mosaicos que hablan de un pasado espléndido en tiempos del Imperio. 

Con la caída de Roma y la posterior dominación visigoda y musulmana, la población se desplazó hacia un pequeño promontorio —el actual cerro del Ecce Homo—, donde se erigió un enclave defensivo conocido como Alcalá la Vieja, germen de la futura ciudad medieval.

Palacio Laredo. ©Turismo Alcalá de Henares.

Durante la Edad Media, Alcalá fue punto de encuentro entre culturas y credos. Bajo dominio cristiano, la villa experimentó un auge notable gracias a su estratégica posición en la ruta entre Toledo y el noreste peninsular. La muralla, parte de la cual aún puede contemplarse, protegía un entramado de calles estrechas y plazas que respiraban el bullicio de comerciantes y peregrinos. 

Pero fue a finales del siglo XV cuando la ciudad alcanzó su máximo esplendor: el cardenal Cisneros fundó en 1499 la Universidad Complutense, concebida como centro del saber y faro del humanismo renacentista. Su influencia se expandió por toda Europa, atrayendo a estudiantes, eruditos y teólogos de las más diversas procedencias.

Estatua de Quijote y Sancho. ©Turismo de Alcalá de Henares.

El nacimiento de Miguel de Cervantes en 1547 añadió a Alcalá un valor simbólico que el tiempo no ha hecho sino engrandecer. El autor de El Quijote dejó en su obra destellos de su infancia complutense, y la casa que vio nacer al escritor se ha convertido hoy en uno de los lugares más visitados de la ciudad. 

Con el paso de los siglos, Alcalá vivió etapas de esplendor y decadencia, hasta que en el siglo XX recuperó su pulso universitario y patrimonial. El reconocimiento de la UNESCO vino a subrayar precisamente esa continuidad: una ciudad donde el pasado romano, medieval y renacentista coexisten en armonía y que es una escapada perfecta para cualquier tipo de viajero.

Un vistazo a…
Consejos para viajar seguro este verano

Mañana: de Roma a la Edad Media

El itinerario por Alcalá puede comenzar en su extremo más antiguo, explorando los vestigios de la antigua Complutum. El yacimiento arqueológico, situado en las afueras del casco histórico, permite comprender la magnitud que alcanzó la ciudad romana entre los siglos I y IV. 

Pasear entre los restos del foro, el mercado y las termas ofrece una visión privilegiada de cómo vivían los ciudadanos de aquella época. Muy cerca se encuentra la llamada Casa de Hippolytus, una escuela juvenil romana decorada con mosaicos de excepcional belleza, que aporta una idea clara del refinamiento cultural de la urbe.

Casa de los Grifos en Ciudad Romana de Complutum. ©Turismo de Alcalá de Henares.

Desde allí, el camino conduce hacia el cerro del Ecce Homo, donde se levantaba la fortaleza islámica de Alcalá la Vieja. Aunque solo se conservan ruinas, el entorno natural y las vistas sobre el valle del Henares justifican la subida. 

En este lugar puede intuirse la transición del mundo romano al medieval: de la ciudad abierta y ordenada a la villa fortificada, que debía protegerse de incursiones y asedios. Los restos de torres y murallas, junto con los fragmentos de cerámica hallados, ayudan a reconstruir la historia de un enclave que fue pieza clave en la frontera de Al-Ándalus.

Claustro de la catedral magistral de Alcalá de Henares.

De regreso al centro histórico, merece la pena detenerse en la Puerta de Madrid, antiguo acceso occidental a la ciudad amurallada. Su presencia recuerda el trazado defensivo que caracterizó la Alcalá medieval. Las calles que parten desde aquí conservan aún parte del espíritu de aquella época, especialmente en la Plaza de los Santos Niños, corazón de la ciudad y punto neurálgico de la vida religiosa. 

En este lugar se alza la Catedral Magistral de los Santos Justo y Pastor, único templo del mundo, junto con San Pedro de Lovaina, cuyos canónigos ostentan el título de “magistrales”, es decir, doctores en teología.

Nave central de la catedral magistral de Alcalá de Henares.

El interior del templo invita al recogimiento y a la contemplación. Sus capillas góticas y su torre, que puede visitarse, evocan la fe y el poder que la Iglesia tuvo en la ciudad durante la Baja Edad Media

Al salir, conviene recorrer la calle Mayor, una de las vías soportaladas más largas de Europa, que nació precisamente en este periodo como eje comercial y de tránsito entre la villa vieja y los nuevos arrabales. Hoy, tiendas, bares y cafeterías ocupan los locales que antaño fueron talleres y alhóndigas, dando continuidad a su carácter bullicioso y popular.

Plaza de Cervantes. ©Turismo de Alcalá de Henares.

La mañana puede concluir en la plaza de Cervantes, espacio abierto donde confluyen las huellas de todas las épocas. En su centro, la estatua del escritor parece saludar al visitante que ha recorrido con él los siglos que dieron forma a Alcalá. La plaza, rodeada de soportales y edificios históricos, anticipa el ambiente universitario y renacentista que marcará el recorrido de la tarde.

Comida

Arroz negro con chipirón en Casino.

De leyenda es en Alcalá de Henares el cochinillo asado que se prepara en el restaurante Eximio, uno de los infalibles de la ciudad, donde también llevan años bordando la tarta de queso. Convertido en referente dentro de lo que consideramos como restaurante de producto, de Eximio tampoco conviene irse sin probar sus croquetas de jamón. Aunque también tiene creatividad, a la que merece la pena echar un vistazo.

Todo surge de la inquietud del chef Fernando Martín, consolidado como uno de los nombres propios de la mesa complutense, que ha puesto en el mapa a este restaurante en el que no faltan los propios alcalaínos y los numerosos visitantes que se dejan caer por sus comedores donde, además, la carta de vinos cumple con sobrada nota.

Tarta de queso de Eximio.

Otra parada imprescindible en el centro de Alcalá de Henares es la que encontramos en el restaurante Casino, también fundamental, en el que sus tres espacios –incluyendo terraza y patio– invitan a venir en cualquier momento del año. En la mesa, de nuevo, producto: buenas carnes, incluido el cochinillo, además de arroces para compartir, donde el arroz negro cumple con sobradas creces.

Croqueta de jamón del restaurante Casino.

Además, si vas entre semana, hay la posibilidad de disfrutar de un menú del día más que competitivo y que por apenas 18 euros incluye primero, segundo, café y postre, con propuestas que van rotando a lo largo de la semana y que hacen de sus salones un referente también entre la población local. 

Tarde: la Alcalá universitaria y cervantina

La tarde comienza en el Colegio Mayor de San Ildefonso, sede histórica de la Universidad de Alcalá y auténtico emblema del Renacimiento español. Su fachada plateresca, obra maestra de Rodrigo Gil de Hontañón, sorprende por su equilibrio y su profusión de detalles. 

En su interior se conservan patios de perfecta simetría, como el Trilingüe o el de Santo Tomás, que evocan la solemnidad académica de los siglos dorados. El Paraninfo, aún en uso para la entrega del Premio Cervantes, mantiene intacta su belleza, con artesonados mudéjares y bancadas de madera que recuerdan los antiguos debates universitarios.

Fachada de la Universidad de Alcalá de Henares. ©Turismo de Alcalá de Henares.

A escasos metros se encuentra el Colegio de San Pedro y San Pablo, hoy Rectorado de la Universidad, y junto a él, el Colegio de Málaga, cuya portada plateresca merece una pausa. 

Todo el conjunto universitario, distribuido en torno a la calle Colegios, constituye un auténtico museo al aire libre del arte renacentista y barroco. Las fachadas de piedra y los patios interiores revelan la importancia que Alcalá tuvo como centro intelectual, donde se formaron figuras de la talla de Lope de Vega, Quevedo o Calderón de la Barca.

Fachada del Colegio Mayor de San Ildefonso. ©Turismo de Alcalá de Henares.

La ruta continúa inevitablemente hacia la casa natal de Cervantes, situada en pleno corazón de la calle Mayor. Convertida en museo, reproduce con detalle el ambiente doméstico de una familia acomodada del siglo XVI. 

En sus salas se pueden ver ediciones antiguas de El Quijote y objetos cotidianos que ayudan a comprender el entorno en que creció el escritor. El patio, con su pozo y su galería, ofrece un rincón sereno donde imaginar al joven Miguel curioseando los libros de su padre o soñando con aventuras de caballería.

Después de la visita, conviene dedicar un tiempo a pasear sin prisa por la calle Mayor y sus alrededores. Los soportales acogen terrazas donde disfrutar del ambiente estudiantil que aún caracteriza a la ciudad. 

Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. ©Turismo de Alcalá de Henares.

A cada paso surgen referencias a Cervantes: esculturas, placas y citas que convierten el centro de Alcalá en un homenaje continuo a su hijo más ilustre. Muy cerca, el Corral de Comedias —uno de los teatros más antiguos de Europa— ofrece una programación variada, pero incluso sin asistir a una función merece la pena entrar para admirar su estructura original del siglo XVII, cuidadosamente restaurada.

La jornada puede concluir ascendiendo hasta la terraza del antiguo convento de San Bernardo o paseando por el recinto amurallado hasta el Palacio Arzobispal, donde reyes y cardenales planificaron parte de la historia de España. 

Calle Mayor de Alcalá de Henares durante la Semana Cervantina, que se celebra anualmente a primeros de octubre. ©Turismo de Alcalá de Henares.

Puedes también aprovechar la coyuntura y tomarte un café con unos dulces o pastas, incluidos la clásica costrada de Alcalá, en la plaza Cervantes, o dentro de la Pastelería Salinas.

Al caer la tarde, cuando las fachadas doradas por el sol se reflejan en los adoquines, Alcalá muestra su esencia más pura: una ciudad que ha sabido preservar, entre el bullicio de sus estudiantes y la calma de sus calles centenarias, el espíritu humanista que la hizo única y universal.

Cena: de tapas por Alcalá

En la plaza Rodríguez Marín, el gastrobar La Zarza tiene todos los atributos para ser un restaurante a seguir en Alcalá de Henares: variedad, originalidad, buen precio y un ambiente que oscila entre lo formal y lo informal, en función de lo que prefieras.

Pulpo a la brasa de La Zarza.

Un territorio predilecto para la cocina a compartir, donde hay muchas referencias de versiones de platos japoneses bien perfilados, además de una larga carta de pinchos y varios principales con los que cenar por apenas 30 euros sin complicarte con las elecciones.

Torreznos de Taberna 7.

También con un precio más que medido, Ebano Gastro Experience propone otra aventura culinaria en Alcalá de Henares donde podrás disfrutar por 30 euros sin andarse con rodeos. Buenas croquetas, carnes de calidad y finger food internacional –y variada– sirven como imán para un restaurante donde no faltan los alcalaínos, los estudiantes y los visitantes. 

Huevos rotos con papada. ©Fino Bar.

Como remate, no podemos dejar de recomendar también otro par de establecimientos de buen precio, buen ambiente, cocina española variada y divertidos como son Taberna 7 y Fino Bar, territorios de torreznos, tortillas de patatas y algunos detalles internacionales como pizzas y risottos, perfectos para rematar la noche alcalaína… o para quedarse a comer.

Imágenes | Eximio / Fino Bar / Taberna 7 / Gastrobar La Zarza / Restaurante Casino / Turismo de Alcalá de Henares

En DAP | Gastroguía de El Escorial y San Lorenzo de El Escorial: los mejores restaurantes de una escapada clásica a la sierra de Madrid

En DAP | 48 horas en el Real Sitio de San Ildefonso: qué hacer y qué comer en La Granja, entre palacios reales y judiones





Ver todos los comentarios en https://www.directoalpaladar.com

VER Comentarios