Abierto en 1917, este cuatro estrellas ahora cobra nueva vida en el centro de la ciudad, incluso con un restaurante centrado en gastronomía catalana
Apenas a 40 metros de la bulliciosa Plaza Catalunya, en pleno corazón de Barcelona, se alza un hotel que lleva más de un siglo siendo testigo del latido incesante de la ciudad. El Hotel Regina no es solo un lugar para dormir: es un fragmento vivo de la historia barcelonesa que ha sabido reinventarse sin perder su alma.
Desde su inauguración en 1917, este hotel ha sido refugio, punto de encuentro y testigo privilegiado de grandes episodios históricos. Hoy, tras una profunda remodelación llevada a cabo por el grupo Pulitzer Hotels, Regina renace con una identidad dual: el encanto de lo clásico y la energía vibrante de lo contemporáneo.
Caminar por su interior es recorrer un siglo de Barcelona. Desde la fachada modernista que se mantiene intacta como una joya urbana, hasta la marquesina original que da la bienvenida a los viajeros, todo en Regina habla de elegancia serena.
Pero no se trata de un hotel anclado en el pasado. La reforma integral, llevada a cabo por el estudio WIT Barcelona, ha sabido respetar la esencia del edificio y al mismo tiempo inyectarle un soplo de modernidad que se percibe en cada rincón.
Las 98 habitaciones de este cuatro estrellas, amplias y luminosas, son un ejemplo perfecto de esta armonía entre tradición y vanguardia: diseño contemporáneo, materiales nobles y un confort pensado para el viajero actual. Incluyendo, además, algunas junior suite con su propia terraza al aire libre, todo un privilegio en esta parte de la ciudad.
La ubicación del hotel no podría ser más estratégica. Desde su puerta, es posible perderse en las calles del Eixample, llegar en pocos minutos al Gótico, o dejarse llevar por el ritmo comercial del Passeig de Gràcia.
Esta proximidad a lo mejor de la ciudad convierte al Regina en un punto de partida ideal para explorar, pero también en un oasis donde regresar tras el bullicio urbano. Y es que, a pesar de estar en el epicentro de la acción, el hotel conserva una atmósfera de calma sofisticada que lo diferencia de otros alojamientos de la zona.
Durante sus más de cien años de historia, Regina ha sabido adaptarse a los tiempos. En la Guerra Civil, sus salones se transformaron en hospital improvisado, y más tarde, en la posguerra, volvió a abrir sus puertas a un mundo que cambiaba rápidamente.
A lo largo del tiempo, ha sido elegido por escritores, músicos, políticos y artistas que buscaban ese raro equilibrio entre anonimato, confort y ubicación privilegiada. Hoy, ese espíritu sigue intacto. El hotel no solo acoge a quienes llegan a Barcelona, sino que también participa activamente de la vida cultural de la ciudad.
Un claro ejemplo de esto es el Gina’s Salon, el lobby bar del hotel, que se transforma según la hora del día. Por la mañana, es el lugar perfecto para desayunos tranquilos o reuniones informales.
Por la tarde y noche, se convierte en Gina by Night: un espacio más íntimo y sugerente donde los cócteles de autor y la música crean una atmósfera cálida, ideal para cerrar el día con estilo. Este dinamismo hace del Regina mucho más que un hotel: es un lugar de encuentro para barceloneses y visitantes por igual.
Pero si hay algo que también eleva la experiencia en el Regina, es su apuesta gastronómica. El Bar La Esquina, con acceso directo tanto desde la calle como desde el hotel, es uno de esos secretos bien guardados del centro de la ciudad. Bajo la dirección de Luis Cors, La Esquina rinde un homenaje contemporáneo a la cocina catalana.
Gildas, tortilla de patatas, arroces, croquetas y las míticas bombas de la Barceloneta conviven con los canelones de pollo rustido, con la esqueixada de bacalao o las albóndigas de la iaia, al estilo marinero. En una cocina fácil de compartir donde, además, la carta de vinos y cócteles mantiene el buen tono, haciendo de La Esquina una sorprendente parada en el corazón de Barcelona, tanto para las comidas como para las cenas.
Un pequeño templo gastronómico, muy bien situado, donde la siempre vibrante Barcelona se plasma en la mesa para conectarse con la Barcelona más auténtica, sin renunciar al confort y al buen gusto.
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