No siempre es fácil distinguir a un local de cocina casera auténtica del típico restaurante que abusa de quinta gama
Algunos son muy obvios -un cartel de Paellador en la puerta es una buena pista-, pero otros se pueden escapar hasta al mayor experto en un desliz. Hablamos de los restaurantes atrapa turistas, esos locales 'trampa' que buscan atraer a un cliente despistado para saciar su apetito con una oferta gastronómica tan pobre como de precios exagerados. No siempre es fácil reconocerlos y puedes caer en ellos incluso en tu propia ciudad.
Los más evidentes no se esconden y apuntan directamente al turista menos exigente con una carta, digamos, para toda la familia que no busca aventuras culinarias; hamburguesas, pizzas, bocadillos, platos combinados, kebabs y pasta suelen componer los menús turísticos con menos pretensiones en cualquier lugar del mundo. El mayor reto está en reconocer las trampas de los restaurantes que presumen de cocina local.
Para evitarlos, Michael Ellis, antiguo director de la Guía Michelin en Francia, tiene varios trucos que asegura que no fallan. En una entrevista reciente en el pódcast Legend, Ellis recomienda fijarse directamente en la oferta de la carta para buscar platos regionales de cocina a fuego lento. Recetas locales que remitan a la cocina tradicional de cuchareo, de asados y de guisos que exijan largas cocciones o una buena base de fondos, caldos y salsas.
“Eso es auténtica cocina, no solo una combinación de ingredientes”, señala el experto, apuntando a que un menú compuesto a base de ensaladas y platos como una hamburguesa o un filete empanado es un motivo de alerta. Un buen guiso exige una mayor técnica y elaboración, exige más cocina. Pero, ¿cómo diferenciar esos guisos totalmente caseros de la quinta gama?
También para ese supuesto, cada vez más común en hostelería, tiene Ellis un truco particular infalible: fijarse en si esos platos están escritos en una pizarra. Cuando un restaurante destaca la oferta del día en una pizarra en la puerta, es un signo de que la carta suele ser corta y que cambia regularmente adaptándose al mercado.
Algunos destacan platos concretos como la sugerencia o especialidad del día, otros cambian el menú completo a diario o cada semana. El restaurante que modifica la pizarra con regularidad suele ser garantía de que emplea productos frescos y que los cocina a diario; una carta extensa y plastificada, al contrario, apunta a precocinados, quinta gama, congelados y calidad mediocre para contentar a la mayor cantidad posible de turistas de muchas nacionalidades.
Los restaurantes gastronómicos o de estrella Michelin no tendrán su menú degustación en una pizarra en la puerta, lógicamente; esos juegan en otra liga. Pero no es mala estrategia para encontrar esos locales de barrio que sí merecen la pena entre la gentrificación gastronómica.
Imagen | Tour Spain
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