Esta típica tapa española es una cena infalible, pero con esta especia de Oriente Medio la puedes llevar al siguiente nivel

Buenos, bonitos, baratos y caseros. Los pinchos morunos son un tótem de las cocinas domésticas y de los bares y una receta que, a título personal, no entiendo cómo no hacemos más en casa. 

Cada vez es más fácil encontrar pinchos morunos ya adobados en carnicerías y supermercados, pero os aseguro que si encontráis vuestro aliño favorito, vais a multiplicar el sabor de una receta que podéis hacer con lo que queráis.

Lo normal es que los pinchos morunos sean de carne de cerdo, lo cual es bastante poco moruno, pero los podéis hacer con tajadas de cordero o con tajadas de pollo, que dan el mismo buen resultado.

A partir de ahí, hay un buen puñado de especias que añadimos normalmente a los pinchos morunos: pimienta negra, sal, pimentón al gusto, canela, azafrán y, sobre todo, comino. Todo, tras mezclarlo bien con una buena cantidad de aceite de oliva, será la marinada donde incorporemos nuestras tajadas de carne y que durante una noche en la nevera van a permitir no solo que quede más sabrosa, sino también más tierna.

Sin embargo, hay una especia que en España no se utiliza tanto y que es perfecta para condimentar los pinchos morunos: el sumac, también llamado zumaque, aunque es habitual verlo escrito también como zumac, zumak o sumaque.

En cualquier caso, esta especia se obtiene de un árbol muy común en Oriente Próximo y proviene de las bayas de un arbusto, de nombre científico Rhus coriaria, y cuyos granos de color rojo –que es lo que usamos– se muelen y usan como condimento culinario, aunque en el pasado también servían para curtir pieles.

El sumac es ligeramente acidulado, sin ser totalmente ácido, y muy aromático, por lo que a las carnes grasas le va de perlas como contrapunto, como sucede con los pinchos morunos, donde además complementa a otras especias que nos dejan un regusto dulce como la canela o el propio comino.

Lo único que debéis hacer es, si calculáis un kilo de carne, que añadáis al aliño una cucharadita de sumac, mezclando bien con el resto de ingredientes. Veréis que le da un toque distinto y muy agradable que os invitará a seguir comiendo.

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