Aunque en España seamos más prosaicos con el tema, en el mundo anglosajón puede ser un auténtico caos
Para un español, no hay duda: si una patata toca aceite caliente, ya es una patata frita. No importa si es cortada en bastones, en rodajas finas o en forma de gajo. Si está frita, es patata frita. Punto.
Pero fuera de nuestras fronteras, este consenso se rompe, y no precisamente de forma amistosa. Pedir patatas fritas en un restaurante británico o estadounidense puede acabar en confusión, malentendidos o, peor aún, con el plato equivocado sobre la mesa.
El caos empieza en el Reino Unido
En el Reino Unido, si pides french fries, probablemente te mirarán con condescendencia porque rara vez utilizan el término fries y, menos aún, el término french fries, aunque te van a entender. Si lo que quieres son las clásicas patatas fritas cortadas en bastones, como las que se sirven con el fish & chips, entonces tienes que pedir chips.
Aquí viene el primer golpe cultural: chips en Reino Unido son nuestras clásicas bastones fritos. Algo que, para un estadounidense, serán french fries o, directamente, fries.
Estados Unidos: donde los chips no se fríen en sartén
Cruzamos el charco. En EE. UU., si pides chips, lo que recibirás serán las patatas fritas de bolsa, las que nosotros asociamos con aperitivos: finas, crujientes, a veces saborizadas. Es decir, lo que en Reino Unido llaman crisps, en teoría por el sonido crujiente que hacen al morderlas.
Si lo que buscas son patatas fritas de verdad, las de toda la vida, tienes que pedir french fries. Aunque sean cortas, largas, finas o rizadas, se entiende que son bastones de patata frita.
Así que si estás en Nueva York y dices “I’d like some chips”, prepárate para que te traigan una bolsa de Lays. Y si en Londres dices lo mismo, te traerán unas patatas fritas calientes, probablemente con vinagre por encima.
Entonces... ¿cómo se piden?
Depende de lo que quieras y, sobre todo, va a depender de dónde lo pidas, aunque generalmente no va a suponer un gran drama este pequeño malentendido sobre el que ponemos algo de luz.
Si quieres patatas de bolsa: en Reino Unido pide crisps y en EE. UU pide chips. Si quieres patatas fritas en bastones en el Reino Unido deberías preguntar por chips (sí, lo mismo que antes, pero calientes) y en el caso estadounidense deberías hablar de french fries o simplemente fries.
Por último, si estuvieras pidiendo patatas fritas muy finas, lo que nosotros conocemos prácticamente como patatas paja, deberías hablar de skinny fries en Reino Unido, o shoestring fries en EE. UU, aunque en este caso es bastante menos frecuente que las vayas a pedir, pero bueno es tenerlo en la recámara.
Conclusión: hablar de patatas no es tan sencillo
El español medio, acostumbrado a unificar términos bajo el paraguas de “patatas fritas”, se enfrenta a una auténtica pesadilla semántica al cruzar fronteras. Un alimento tan simple y universal como la patata se convierte en un juego de adivinanzas lingüísticas.
Así que la próxima vez que viajes y quieras algo tan básico como unas patatas fritas, recuerda: no todo lo que cruje es lo que parece. Y en el mundo anglosajón, una patata frita no siempre es una patata frita.
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