Este adobo siempre se suele preparar para hacer pescado en Cádiz, pero no te arrepentirás cuando lo uses con el pollo

Es sencillo darle un poquito de gracia a tu pechuga de pollo si recurres a este aderezo

Jaime de las Heras

Editor Senior

La carne de pollo es una de las soluciones más fáciles y baratas para comer rápido en casa, pero también suele tener una cortapisa: no va a ser la más sabrosa por sí sola. Razón por la que muchas veces necesita un aliño, aderezo, adobo o, simplemente, que la salpimentemos con gracia para que acabe teniendo un poquito de alegría.

No es problema del pollo, claro, sino de cómo lo preparemos. Por eso, me parece injusto que luego digamos que su carne es insulsa si, generalmente, nos limitamos a rematarla tristemente en una plancha con unas gotas de aceite.

Razón de más por la que acudir a un clásico de la cocina andaluza para reivindicar al pollo frito –o salteado– sin ningún tipo de esfuerzo. Para ello, solo habrá que echar un vistazo al clásico cazón en adobo y comprobar cómo esta misma mezcla de especias y vinagre le puede venir de perlas al propio pollo.

Aunque no hay una receta escrita de cómo debería ser la mezcla de especias del cazón en adobo –ni en qué proporciones–, hay ciertos mínimos que conviene cumplir, especialmente con la presencia del comino, del ajo y del pimentón dulce.

El modus operandi no es complicado. Poned el pollo, cortado en piezas de bocado, en un cuenco profundo y añadid un puñadito generoso de sal gruesa, una cucharadita de orégano seco, una cucharadita de pimentón dulce, un pellizco de comino molido, varios dientes de ajo machacados y un par de hojas de laurel. 

Removed todo bien y, cuando estén integrados, vertéis la misma cantidad de agua que de vinagre de Jerez, tapando bien con papel film vuestro cuenco y dejándolo en la nevera una noche. 

Al día siguiente, solo tendréis que escurrir a conciencia el agua que sobre, usando papel absorbente, y procurando que la carne quede seca. Tras esto, enharináis ligeramente y a continuación freís las tajadas en abundante aceite hirviendo, lo justo para que queden bien fritas, pero sin pasarse.

También, tened en cuenta que la textura del cazón es más dura que la del pollo, así que podríais limitar el tiempo del marinado, pero en cualquiera de los casos es una buena forma de cocinar pollo saliéndonos de lo convencional.

Imágenes | Imagen de jcomp en Freepik

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