Cómo limpiar y poner a punto tu barbacoa de carbón paso a paso: hazlo al menos una vez al año

Restos de grasa, cenizas acumuladas y óxido: lo que no se ve puede arruinar tus asados. Este es el proceso que recomiendan los expertos para tener una barbacoa lista todo el verano

Joana Costa

Editor

La barbacoa es ese artefacto venerado durante los meses cálidos y luego abandonado como un trasto cualquiera. Pero en su interior se acumula más que nostalgia de reuniones: hay grasa requemada, bacterias invisibles y un aroma que, si no se controla, echa por tierra cualquier chuletón.

Limpiarla una vez al año no es un capricho, es una necesidad. Y no basta con darle un manguerazo rápido o pasar un cepillo de alambre al final del verano. Una limpieza real implica desmontar, revisar y actuar con productos que no dejen residuos de cualquier índole en contacto con los alimentos.

Actuar en frío

Lo primero es esperar a que esté completamente fría. Sí, parece obvio, pero no lo es tanto cuando hay personas ansias que enseguida quieren hincarle el diente a la limpieza. Después, hay que vaciar las cenizas, cepillar las paredes internas con un cepillo metálico y retirar los restos de carbón y grasa acumulados, especialmente en los rincones que no se ven.

Las parrillas merecen un tratamiento especial. Se pueden dejar en remojo con agua caliente y vinagre durante unas horas, para luego raspar con un estropajo. Si hay óxido, el truco es usar bicarbonato y una esponja de acero hasta que queden superficies limpias y seguras.

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No a las manchas negras

El interior de la tapa también acumula residuos. Algunos creen que esas manchas negras son señal de experiencia, pero solo indican abandono. Con una espátula de cocina y un poco de jabón neutro se puede dejar como nueva, evitando siempre los productos abrasivos.

Si tu barbacoa tiene rejillas inferiores o bandejas recogegrasas, no las ignores. Son el epicentro de los olores desagradables y deben limpiarse con regularidad. Un cepillo de dientes viejo puede ayudarte a llegar a las zonas más difíciles de alcanzar.

Una vez todo esté limpio, es recomendable secar con un paño de algodón y aplicar una fina capa de aceite vegetal a las parrillas para evitar la oxidación. Así, cada nuevo uso empieza sobre una superficie preparada y segura.

Y por último, cúbrela bien cuando no la uses. Las fundas impermeables son aliadas esenciales contra el polvo, la lluvia y la oxidación. Porque una barbacoa bien cuidada no solo cocina mejor: también habla bien de quien la mantiene.

Foto |  RDNE Stock project

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